
El continuo conteo de votos durante la jornada del miércoles ofrecían al candidato demócrata, Joe Biden, un ventaja en Wisconsin, Michigan y Nevada allanando así su camino para lograr lo que se perfila como una ajustadísima victoria en el Colegio Electoral. Sin embargo, las elecciones presidenciales de Estados Unidos se han transformado en un campo de minas que Donald Trump, el todavía presidente del país, amenaza con detonar en los tribunales, antes de admitir cualquier síntoma de derrota.
Ni Biden ni Trump contaban con los 270 votos necesarios para consagrar su triunfo. No obstante, el ex-vicepresidente acumulaba ya 264 escaños frente a los 213 del republicano, agilizando así rumbo a la Casa Blanca. Aunque prudente, su jefa de campaña, Jen O'Malley Dillon, llegó a estimar que el demócrata podría erigirse vencedor durante la tarde.
A lo largo de la noche del martes y la madrugada del miércoles Biden logró hacerse con Arizona, un estado que Trump ganó en 2016 además de conservar Minnesota. Por la tarde del miércoles también sumó los estados clave de Michigan y Wisconsin, recuperando dos de los tres estados de 'cinturón del óxido' que le dieron la victoria a Trump en 2016.
Dicho esto, desafiando las encuestas, Trump frenó a Biden en frentes clave como Ohio y Florida, al igual que ocurrió en 2016 con Hillary Clinton, además de retener Texas, que por primera vez en décadas flirteó con la posibilidad de dar la espalda a los conservadores. El actual mandatario se vio favorecido en general por el apoyo entre los votantes hispanos, un público donde resonó su mensaje contra la agenda progresista de los demócratas.
Aún así, Georgia, Carolina del Norte, Nevada y Pensilvania, que aceptará votos por correo hasta tres días después la jornada electoral, escondían la llave de la presidencia. Eso no evitó que, previamente, durante la noche, Trump se arriesgase a auto-declararse ganador mientras los votos aún seguían llegando. "Estamos ganando y no pueden alcanzarnos", dijo desde el Salón Este de la Casa Blanca.
En dicha comparecencia acusó sin pruebas a los demócratas de un posible fraude electoral y amenazó con acudir al Tribunal Supremo. En este sentido, es preciso destacar cómo el presidente aceleró la rápida confirmación de Amy Coney Barrett para ocupar la vacante por la fallecida Ruth Bader Ginsburg semanas antes de la cita con las urnas para garantizar que el principal órgano legal del país contase con una mayoría conservadora, algo que según algunos podría favorecerle. Además de Barrett, el republicano también ha blindado durante su mandato la confirmación de Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh. De hecho, su Administración ha nombrado un total de 156 magistrados en el sistema judicial del país más allá del Supremo.
Pelea judicial
El jefe de campaña de Trump, Bill Stepien, insistió el miércoles en que "una vez que todos los votos legales sean contabilizados el presidente ganará" y que luchará en lo tribunales para que los votos que consideren "ilegales" no se cuenten. Por su parte, la jefa de campaña de Biden, acusó al republicano de intentar "invalidar" los votos de millones de estadounidenses con sus denuncias de fraude, y aseguró que está preparada para un litigio. "Si el presidente cumple su amenaza de intentar prevenir la tabulación adecuada de los votos, tenemos a equipos legales preparados para desplegarse y resistir a ese intento. Y prevalecerán", advirtió O'Malley Dillon.
Amenazas que no impidieron a Trump continuar publicando en Twitter sus dudas sobre la legalidad del recuento: "La pasada noche estaba liderando, a menudo con fuerza en muchos estados clave, en casi todas las instancias (en estados) controlados y regidos por demócratas. De repente, uno por uno comenzaron a desaparecer mágicamente mientras papeletas sorpresa eran contadas. MUY EXTRAÑO y las encuestadoras lo tenían completa e históricamente mal".
Su campaña indicó que solicitaría un recuento en Wisconsin, calificando el resultado de "extremadamente ajustado". El margen para solicitar un recuento en dicho estado es del 1% y Trump se encontraba dentro de dicho margen al terminar el recuento de este estado. Biden ganó este campo de batalla electoral por unos 20.000 votos, alrededor del 0,6%.
En estos momentos, el candidato demócrata podría permitirse perder Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia y aún así ganar las elecciones si se adjudica Nevada. Y si Trump pierde Pensilvania, como calculan los analistas en base a las tendencias de los votos que quedan por contarse, la fiesta en el cuartel demócrata será completa.