Economía

El próximo presidente de EEUU se debatirá entre blindar la recuperación y controlar la pandemia

  • El PIB nacional se sitúa un 3,5% por debajo de los niveles precovid
.eE
Nueva Yorkicon-related

A día de hoy, el diagnóstico económico de Estados Unidos presenta todavía los profundos síntomas de una pandemia que ha registrado ya 9,2 millones de infecciones en el país pero también las consecuencias, en algunos casos endémicas, de las políticas adoptadas por la Administración de Donald Trump desde comienzos de 2017. Ausente de más estímulos fiscales, el PIB real del país se encuentra en estos momentos un 3,5% por debajo de los niveles previos al azote del Covid-19.

Sin embargo, incluso antes de la llegada del coronavirus, la actividad económica no logró alcanzar las metas de crecimiento prometidas una y otra vez por el presidente de EEUU, quien llegó a sugerir que tasas que superarían el 4%. Según los datos ajustados a la inflación del Buró de Análisis Económico del Departamento de Comercio, el año pasado, el país logró un avance del 2,2% tras haber registrado un incremento del 3% en 2018.

La pieza legislativa que marcó el primer año de Trump en el Despacho Oval en sintonía con el control republicano del Capitolio en 2017, la conocida como Ley de Recortes de Impuestos y Empleo, resultó modesta cuando se compara con otros predecesores de su partido.

De hecho, según la Tax Foundation, un think tank con sede en Washington, ésta redujo los ingresos anuales del gobierno en 150.000 millones de dólares, o el 0,7% del PIB actual, durante diez años. Por lo tanto, fueron menores que los recortes de impuestos realizados bajo George W. Bush en 2001 (alrededor del 1,5% del PIB) o bajo la Administración del Ronald Reagan en 1981 (2,6% del PIB).

Estas rebajas impositivas, especialmente al impuesto de sociedades que se redujo del 35% hasta el 21%, llegaron acompañadas de algunas reformas tributarias, como un freno a la deducción por intereses hipotecarios, pero no han supuesto una profunda revisión del código que eliminase las múltiples lagunas todavía existentes. La Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO, por sus siglas en ingles) estima que el plan sumará casi 2 billones de dólares a la deuda durante la próxima década.

No obstante, donde el republicano deja huella es en su intensa desregulación. La Casa Blanca afirma haber ahorrado 51.000 millones de dólares, alrededor del 0,25% del PIB, en costes. En algunas áreas, como la que respecta al sector financiero, sus acciones han generado ciertos beneficios. Es el caso de la simplificación implementada sobre la Ley Dodd-Frank, aprobada después de la Gran Recesión para supervisar a los bancos. Dicho esto, de los 225 decretos que han aligerado la carga regulatoria, al menos 70 se han concentrado en deshacer normas medioambientales. No debemos olvidar que Trump retiró a EEUU del Acuerdo de París a su llegada al Despacho Oval.

En materia comercial, Trump ha renegociado el acuerdo de libre comercio con México y Canadá, abandonó el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) además de imponer aranceles al aluminio y al acero. En este respecto, se calcula que los consumidores estadounidenses han pagado 900.000 dólares por cada trabajo ahorrado en la industria del acero. Paralelamente ha instigado una guerra comercial con China que en estos momentos todavía tasa más de la mitad de los productos procedentes del gigante asiático que llegan al país.

Un estudio de Moody's estima que este pulso ya le ha costado a la economía estadounidense casi 300.000 puestos de trabajo y el 0,3% del PIB al aumentar los costess para los consumidores y restringir las exportaciones estadounidenses debido a los aranceles impuestos por Pekín.

Según la Fase 1 del acuerdo comercial, rubricada el pasado enero, EEUU suspendió la imposición de nuevo gravámenes y redujo algunos de los ya implementados a cambio del compromiso chino de expandir las compras de bienes y servicios productos de EEUU en 200.000 millones de dólares en 2020 y 2021. Hasta el mes pasado, China ha comprado entre el 24% y el 58% de su meta para este año, de acuerdo al seguimiento que realiza el Peterson Institute for International Economics.

La pandemia y el mercado laboral

Después de nueve años y cinco meses de una creación consonante de empleos a este lado del Atlántico, el periodo más largo jamás registrado, los confinamientos al hilo de las infecciones por coronavirus destruyeron más de 22 millones de empleos entre mediados de febrero y abril.

Poco más de la mitad de esos puestos de trabajo, alrededor del 52%, se han recuperado desde entonces a medida que se han moderado las restricciones y se ha restablecido la actividad a lo largo del país. Aún así, hasta octubre, el empleo total seguía siendo 3,9 millones más bajo que cuando Trump asumió el cargo en enero de 2017. Con una tasa de paro del 7,9% en octubre, la Reserva Federal no estima que el país vuelva a recuperar el pleno empleo hasta 2023.

Con la crisis económica generada por el Covid-19 todavía dejando notar sus efectos sobre la economía de EEUU, los estímulos fiscales siguen siendo cruciales para garantizar que la recuperación en curso es sostenible. Desde el comienzo de la misma, los legisladores y la Casa Blanca han aprobado un gasto que supera los 3 billones de dólares, con el grueso centrado en un paquete de estímulo de 2,2 billones de dólares, aprobado el pasado 27 de marzo.

Aún así, la recuperación pierde impulso y sin más estímulos en el horizonte la actividad económica se desinflará en el trimestre en curso. Goldman Sachs ha reducido a la mitad, del 6% al 3%, sus perspectivas de crecimiento para el PIB en los últimos tres meses de 2020 ante la falta de consenso en el Capitolio. JPMorgan ha hecho lo propio rebajando hasta el 2,5% sus proyecciones mientras desde Citi consideran que sin un nuevo flotador fiscal, el impulso económico borrará entre 1 y 3 puntos porcentuales.

A medida que el estímulo ha perdido fuelle y buena parte de sus programas expiraron a finales de julio, la recuperación titubea. Prueba de ello está en la oleada de despidos anunciados en los últimos meses, especialmente entre las líneas aéreas.

Sin más ayudas, American Airlines, United Airlines y Continental han activado alrededor de 62.000 despidos. Disney confirmó de destruir 28.000 puestos de trabajo de sus parques de atracciones, Marathon Petroleum informó que eliminará 2.050 empleos y Goldman Sachs otros 400.

Al mismo tiempo, en la primera mitad de este año un total de 18 minoristas se acogieron al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de EEUU, que permite la suspensión de pagos y la reestructuración de operaciones, y otras 11 más lo hicieron entre julio y mediados de agosto, según los datos recopilados por BDO. El presente año está en camino de sobrepasar el hito previo fijado en 2010, cuando 48 minoristas se declararon en quiebra a raíz de la crisis financiera de 2008. Hasta la fecha, el número de compañías del sector que han suspendido pagos en 2020 supera ya las 22 solicitudes de este tipo registradas el año pasado y marcó un récord en los primeros seis meses del año.

Los demócratas en la Cámara de Representantes aprobaron el pasado mes con 214 votos a favor y 207 en contra un proyecto de ley por valor de 2,2 billones de dólares en estímulos adicionales, que incluye pagos directos a los contribuyentes y más ayudas a las PYMES, desempleados así como estados y municipios. El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, ha reconocido que "algunas partes de la economía necesitan más ayuda" sin embargo, la Casa Blanca no ha conseguido labrar un acuerdo antes de las elecciones y ahora está en duda incluso que podamos ver un plan antes de que termine el año.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky