
Con la pandemia por el coronavirus y la triste pérdida de miles de personas, muchas son las casas que se heredarán a lo largo de 2020. En un mercado que ya en el último año generó la transmisión de casi 175.000 viviendas, en su mayoría de padres a hijos, no todas las personas optan por quedarse esta nueva residencia. En caso de vender estos pisos, habrá que rendir cuentas ante Hacienda en una operación que en muchas ocasiones resulta costosa a nivel económica para el heredero.
El impuesto de sucesiones y donaciones ha sido en los últimos años un tema de gran controversia entre la sociedad española. Uno de los pagos más habituales que en su caso se debe hacer al heredar posesiones, que muchas personas consideran 'suyas'. En el tema de viviendas, donde más suele afectar, la web especializada de finanzas HelpMyCash ha elaborado una serie de claves para reducir su coste así como el que afecta al IPRF en caso de venta.
Si se da este caso, que el heredero decida deshacerse del piso, no basta con figurar en el testamento o ser descendiente directo (hijo) del fallecido. En primer lugar, se deberá hacer un procedimiento legal para aceptar la herencia y cambiar la titularidad de la casa, para luego hacer frente al pago de la plusvalía municipal y el citado impuesto de sucesiones y donaciones que varía según la autonomía.
Es aquí, en el valor que se indique de la vivienda para pagar el impuesto, donde radica la gran clave de cara a una posterior venta y su notificación en la Declaración de la Renta. Lo lógico sería pensar que cuanto más precio se ponga a la residencia, más se pagará. Sin embargo, a largo plazo puede terminar siendo más rentable.
Usar el precio de mercado puede hacer que se pague poco o nada en el IRPF
Para calcular el valor de la casa, la Agencia Tributaria deja siempre dos alternativas, el precio de mercado o el valor fiscal que da la Hacienda autonómica (que la mayoría de las veces es inferior al precio real). Por eso, desde HelpMyCash se aconseja acogerse a un precio de mercado que, aunque sea más alto, a la hora de vender la vivienda puede hacer ínfimo el pago del IRPF o incluso evitarlo.
Hacienda solo impone tributar las ganancias obtenidas por la venta de un piso. De esta forma, si se sitúa el valor de la vivienda en 300.000 euros y se vende esta por el mismo precio o uno muy parecido, a la hora de la Declaración de la Renta habrá poco o nada que notificar por la venta. Por el contrario, si se escoge un valor por debajo del precio de mercado (alrededor de 150.000 euros) y se vende la casa por los citados 300.000, habrá que declarar otros 150.000 euros de ganancias.
En el caso de los descendientes directos, algunas autonomías solo imponen el pago de un 1% en la cuota del tributo para el impuesto de sucesiones
En la mayoría de casos, la cantidad a pagar por el IRPF es mucho mayor que el impuesto de sucesiones (en algunas autonomías solo se paga el 1% de la cuota de tributo en caso de ser descendiente directo). Es por ello por lo que a largo plazo sale más rentable situar un valor más alto aunque en los primeros pasos se pague más. Además, Hacienda solo demanda comprobaciones si el precio indicado en el impuesto está por debajo del valor fiscal.