
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comienza hoy una gira europea en la que tratará de rebajar la dureza que el bloque del Norte quiere asociar al fondo de recuperación europeo, del que España e Italia serán las mayores beneficiarias.
Los países conocidos como 'los cuatro frugales' -Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca- exigen una dura condicionalidad para la recepción de ayudas a fondo perdido y reclaman a nuestro país ahondar en la reforma laboral y abordar otras como la de las pensiones o la educativa.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, lanzó el pasado viernes una nueva propuesta sobre el fondo de reconstrucción, llena de guiños a los frugales. El principal, que los Estados miembros podrán aprobar o rechazar los planes de inversiones y reformas de los países por mayoría cualificada. De prosperar este planteamiento , el Gobierno español vería su gestión sometida al escrutino de los halcones, encabezados por el primer ministro holandés, Mark Rutte, que ha pedido directamente a los países del Sur que "pongan la casa en orden".
Michel hace un guiño a Rutte, que quiere que los países del Sur "pongan la casa en orden"
En este contexto, al que se une la derrota de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, el pasado jueves, en su aspiración a la Presidencia del Eurogrupo, Sánchez viaja hoy a La Haya, mañana a Berlín y el miércoles, a Estocolmo, en una suerte de sprint final para intentar acercar posiciones sobre el fondo europeo postcovid antes del Consejo Europeo de los días 17 y 18.
Mantendrá encuentros con Rutte y su homólogo sueco Stefan Löfven. Entre una y otra cita cenará en Berlín con la canciller Angela Merkel, presidenta de turno de la UE y cuyo papel en favor de un acuerdo valora mucho el Gobierno español. La posición alemana fue clave para que la Comisión Europea presentase un plan ambicioso (500.000 millones a fondo perdido, más otros 250.000 en préstamos) y se confía también en su interlocución con los llamados frugales.
Según fuentes del Ejecutivo, Sánchez acude a ver a Rutte con el mensaje de que el fondo no es un instrumento de solidaridad del Norte hacia el Sur, sino una herramienta para que toda la UE salga rápido de la fortísima crisis económica provocada por la pandemia.
Para el Gobierno español no resulta aceptable que otros países traten de imponer reformas que no tengan que ver con los objetivos de este fondo: la recuperación tras el azote del Covid-19.
El Ejecutivo se define como reformista y alega que sus objetivos de descarbonización y digitalización coinciden con los europeos, de manera que no le preocupa que otros Gobiernos quieran conocer sus planes, pero advierte de que no aceptará 'troikas' ni tampoco mecanismos que ralenticen el proceso y, al final, dificulten la ejecución de los fondos en un tiempo rápido.
Discusión sobre el reparto
La condicionalidad no es el único caballo de batalla para el Gobierno español que, de entrada, se concentrará en que no se recorte el tamaño del fondo ni la distribución entre ayudas y préstamos. También hay discusión en torno a los criterios de reparto del fondo, los nuevos recursos propios (nuevos impuestos europeos) que se crearán para financiar la emisión de deuda que estará en la base del nuevo instrumento y el marco financiero plurianual.
Aunque hubiera sido más fácil abordar la negociación con Calviño al mando de los ministros de Finanzas del euro, desde el Gobierno se quita hierro a que la derrota de España en el Eurogrupo tenga influencia alguna en las negociaciones.
Ni la negociación del fondo está vinculada al Eurogrupo, señalan fuentes consultadas por Ep, ni el procedimiento de decisión es el mismo: en el Consejo Europeo se sientan 27 miembros, no 19 (como en el Eurogrupo) y, aunque la decisión debe tomarse por unanimidad, no hay voto secreto sino un proceso de discusión donde, entienden, no será fácil que un país bloquee de plano un instrumento que es extraordinario para hacer frente a una situación extraordinaria.
Con todo, la intención del Gobierno español es acelerar todos los contactos para intentar que el Consejo de los días 17 y 18 alumbre ya un acuerdo político, aunque no se descarta que sea necesaria otra cumbre posterior, eso sí, antes de que termine el mes de julio.
En cualquier caso, factores como la fragmentación europea, y el peso conjunto de los países más pequeños, unidos a la pérdida de ascendente del eje franco-alemán se erigen como grandes escollos para las aspiraciones de Sánchez.
La debilidad del presidente galo, Emmanuel Macron, y la recta final en la vida política de Merkel marcan el menor fuste que ejerce ahora el eje franco-alemán frente a los frugales, que son el principal obstáculo para dar luz verde a las transferencias directas por 500.000 millones de euros sin una dura condicionalidad aparejada.
Se abre así una difícil semana para el Gobierno español y una complicada negociación dentro de una UE que debe dejar zanjado el fondo de recuperación este mismo mes.