Economía

EEUU tampoco se libra del 'gigantismo' del sector público

  • Las ayudas previstas por el impacto ascienden ya a 3 billones de dólares este año
  • La Administración Trump calcula un gasto del Estado de hasta el 51% del PIB
El presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump. Foto: Reuters
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"En esta crisis, el gobierno no es la solución a nuestro problema; el gobierno es el problema" subrayó el republicano Ronald Reagan durante su toma de posesión a la presidencia de Estados Unidos en 1981. Una frase que se convirtió en el renovado dogma de su partido y que 27 años más tarde la crisis financiera hizo trizas.

Por aquel entonces, en octubre de 2008, George Bush tuvo que explicar al electorado, antes de culminar su segundo mandato en la Casa Blanca, que "la intervención pública no es una toma de control sino una forma de preservar y no debilitar el libre mercado". De esta forma, anticipó lo que posteriormente culminaría su sucesor en el Despacho Oval, el demócrata Barack Obama: un gasto público que alcanzó el 43,2% del PIB durante dos años consecutivos. Desde 2014, esta cifra se ha movido en alrededor del 38%.

Ahora bien, si la respuesta de Washington y el resto de gobiernos a la Gran Recesión obligó a tomar medidas sin precedentes, la reacción a la pandemia del Covid-19 hace sombra a cualquier disposición llevada a cabo en aquel momento. Los legisladores republicanos y demócratas han orquestado ya estímulos fiscales por alrededor de 3 billones de dólares, más del 14% del PIB registrado en 2019 y todavía se espera otra remesa más en el próximo mes que podría sumar otro billón.

"Está claro que el gobierno está desempeñando un papel más importante en la economía. La deuda pública será mayor y creo que la actitud del electorado hacia el gobierno también está cambiando", explica a elEconomista Paul Donovan, economista jefe global de UBS.

Desde su punto de vista, esta es una tendencia que se extenderá a nivel mundial, donde el gasto público entre las economías avanzadas se situó en una media del 38% el año pasado. "Saldremos de esta crisis con la expectativa de que los gobiernos desempeñarán un papel más importante en la economía, ya sea a través de la regulación o del gasto público y asistencia social", añade.

Pero el un mayor papel del gobierno también tendrá consecuencias. "El Congreso de EEUU enfrenta algunas decisiones difíciles de gasto e impuestos en los próximos años si quiere estabilizar la relación entre la deuda pública y el PIB", reconoce Jay H. Bryson, economista de Wells Fargo Securities, quien estima que el aumento de los déficits presupuestarios en los próximos años llevará la deuda del gobierno hasta casi 110% del PIB en el año fiscal 2030 desde el 80% registrado el año pasado.

El coste de la protección

El Fondo Monetario Internacional estimaba en abril que la respuesta de los países del G-20 a la pandemia ascendía hasta los 8 billones de dólares. Sin embargo, esta cantidad rondaría ya los 10 billones de dólares, tras la extensión de ayudas, como ocurrió en EEUU a finales del mes pasado, con un aumento adicional de 484.000 millones de dólares para reponer las ayudas a la pequeñas y medianas empresas así como potenciar las inversiones a hospitales, entre otros menesteres causados por la pandemia.

En Japón los salvavidas ascienden al 21,1% de su PIB. Según Bruegel, Alemania ha respondido con alivios fiscales inmediatos, aplazamientos y otras medidas de liquidez que equivalen al 52% de su economía, Francia con planes similares de aproximadamente un 26%, Italia un 43,9% y España un 11,7%. La vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, rechazó la semana pasada que la "solución" a la crisis sanitaria sea que el sector público "mastodóntico" reemplace "completamente" el funcionamiento del sector privado. Aún así, el gasto público previsto ya supera según cálculos del Gobierno el 51% del PIB.

La pandemia ha provocado que los gobiernos hayan dejado de lado los convencionalismos. En una recesión estándar, a las empresas se les permite quebrar a medida que aumenta el desempleo. Incluso en tiempos de calma, aproximadamente el 8% de las compañías en los países de la OCDE se hunden anualmente, mientras que el 10% de la fuerza laboral pierde su puesto de trabajo.

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