Economía

La gripe española de 1918 o por qué actuar rápido es vital para la economía y la salud

  • La importancia de actuar rápido salva vidas y reduce el impacto en la economía
  • Las ciudades que implementaron medidas más restrictivas prosperaron
  • El crecimiento económico posterior fue superior respecto al resto de ciudades
Fotografía tomada durante la epidemia de gripe española de 1918. Una de las mujeres tiene un letrero dice "use una máscara o vaya a la cárcel". Alamy

Cierres de colegios, teatros e iglesias, impedir reuniones públicas, prohibir funerales, poner en cuarentena a los casos sospechosos y restringir los horarios comerciales. Muchos gobiernos se habrán preguntado a lo largo de la crisis del coronavirus si era necesario tomar todas estas precauciones para luchar contra la propagación del coronavirus. Al final, la mayor parte de países desarrollados han decidido adoptar este tipo de medidas para intentar reducir la expansión del coronavirus. Sin embargo, la falta de coordinación entre gobiernos y el tiempo perdido han podido jugar en contra de la salud de las personas y de la futura recuperación económica. En el caso de España, las medidas de prevención podrían haber llegado demasiado tarde. Pese a contar con la ventaja de ver lo que estaba ocurriendo en Italia o las medidas que estaban teniendo éxito en otros países (test masivos en Alemania), el cierre de los colegios se produjo dos semanas más tarde que en Italia, mientras que los programas de test masivos para aislar a los contagiados no han comenzado a implementarse hasta esta misma semana. Todo ello está teniendo un coste humano y económico que podría entorpecer la salida de la recesión. Las medidas restrictivas y de control han llegado y van a hacer el mismo daño a la economía, pero la tardanza podría suponer un lastre superior para la futura recuperación.

Estas medidas restrictivas, sin duda alguna, han conducido a dichas economías hacia una recesión muy profunda, que está generando millones de parados, y cuya duración podría prolongarse más de lo previsto, hipotecando la vida de muchas personas. Pero en otras pandemias han demostrado ser útiles, por supuesto, para salvar vidas, pero también para allanar el terreno de la recuperación económica. Por ejemplo, durante la pandemia de gripe española de 1918, las regiones que adoptaron mayores medidas de control sanitario y las impusieron con mayor antelación sufrieron una recesión similar al resto y, además, gozaron de una recuperación más vigorosa.

La rapidez a la hora de aprobar medidas de control sanitario y restricciones como el distanciamiento social resultan fundamentales para minimizar el impacto sobre la economía, mientras que llegar tarde puede suponer una mayor mortalidad y una recesión más profunda y prolongada

Esta es la conclusión a la que llegan varios expertos de la Reserva Federal de Nueva York en un trabajo en el que estudian las medidas adoptadas durante la gripe española de 1918 en varios estados y ciudades de EEUU. Estos economistas explican, como es lógico, que las zonas que fueron golpeadas con mayor fuerza por la pandemia de gripe de 1918 sufrieron una caída más aguda y persistente en la actividad económica real.

Por otro lado, aunque parezca contradictorio, estos economistas muestran que la zonas en las que se tomaron medidas más restrictivas (sanitarias y de restricciones sociales) y con mayor premura no sufrieron una recesión económica mayor que las zonas que no tomaron precauciones o que lo hicieron más tarde. "Es más, las ciudades que intervinieron antes y de manera más agresiva experimentaron un crecimiento relativo (mayor que el de otras zonas) de la actividad económica real después de la pandemia. En conjunto, nuestros hallazgos sugieren que las pandemias pueden tener costes económicos sustanciales, mientras que las medidas de control pueden tener méritos económicos, más allá de reducir la mortalidad".

Aunque estos expertos reconocen en todo momento los límites de su estudio para extraer conclusiones sobre lo que está ocurriendo hoy, mencionan el ejemplo de Taiwan o Singapur, países que actuaron con premura y contundencia contra el coronavirus. "La evidencia anecdótica sugiere que nuestros resultados tienen paralelismos con el brote de coronavirus. Los gobiernos que implementaron medidas de control rápidamente, como es el caso de Taiwán y Singapur, no solo han limitado el crecimiento de la infección; también parecen haber mitigado los peor de la perturbación económica generada por la pandemia. Por ejemplo, el economista Danny Quah señala que la gestión de Singapur del coronavirus ha evitado interrupciones importantes en la actividad económica mediante el uso de intervenciones rápidas y enérgicas. Por lo tanto, unas medidas bien calibradas, rápidas y contundentes no deben considerarse como un coste económico importante en una pandemia".

Así afectó la gripe de 1918 a la economía

Primero, la pandemia condujo a una caída aguda y persistente de la actividad económica real: "Encontramos efectos negativos en la actividad manufacturera, el stock de bienes duraderos y los activos bancarios, lo que sugiere que la pandemia deprime la actividad económica a través de los efectos secundarios de la oferta y la demanda", sostienen los economistas del banco central estadounidense.

En segundo lugar, las ciudades que implementaron intervenciones de precaución más rápidas y contundentes no experimentan peores recesiones. Al revés, "la evidencia sobre la actividad manufacturera y los activos bancarios sugiere que la economía funcionó mejor en áreas con NPI (intervenciones no farmacéuticas, por sus siglas en inglés) más agresivas después de la pandemia".

Estos expertos explican que las NPI promueven el distanciamiento social, el aislamiento de los casos contagiados y la higiene pública (llevar mascarillas). Estas medidas tienen un coste evidente para la economía, pero a largo plazo demostraron ser la opción menos mala durante el siglo XX.

"En conjunto, nuestra evidencia implica que las pandemias son altamente perjudiciales para la actividad económica. Sin embargo, las medidas oportunas que pueden mitigar la gravedad de la pandemia y pueden reducir la gravedad de la recesión económica. Es decir, las NPI pueden reducir la mortalidad y al mismo tiempo ser económicamente beneficiosas".

Límites a la hora de comparar con el coronavirus

Los datos de aquella época sobre los indicadores más usados hoy son escasos. Sin embargo, los estudios de varios economistas reflejan que los efectos económicos a corto plazo de la pandemia de gripe de 1918 y de las medidas restrictivas que se tomaron en EEUU causaron graves trastornos a las empresas en muchos sectores de la economía. Resulta llamativo que las zonas con mayor exposición a la gripe experimentaron un aumento relativo en los salarios, consistente con la escasez de mano de obra (esta gripe afectó también de forma contundente a los jóvenes lo que limita su comparación con la pandemia del coronavirus). Los estudios realizados después hablan de una caída del PIB real del 8% anual, un descenso que, sin embargo, podría ser inferior al que va a generar la recesión del coronavirus.

Los propios autores reconocen que a la hora de interpretar sus hallazgos hay varias advertencias importantes a tener en cuenta. Por un lado, el análisis se limita a datos de 30 estados y 66 ciudades. Los datos sobre la actividad en la industria no están disponibles en todos los años, por lo que estos expertos no han podido examinar cuidadosamente las tendencias previas entre 1914 y 1919 sobre la actividad manufacturera.

Tercero, el entorno económico a finales de 1918 era inusual puesto que acababa de finalizar la Primera Guerra Mundial. Por todo ello, los investigadores de la Reserva Federal explican que "aunque hay importantes lecciones económicas de la gripe de 1918 que se pueden extraer para analizar la pandemia del coronavirus actual, enfatizamos los límites de la validez. Las estimaciones sugieren que la gripe de 1918 fue más mortal que el el Covid-19, especialmente para los trabajadores jóvenes, lo que también sugiere que el impacto económico fue más grave. Por otro lado, la naturaleza compleja de las cadenas de suministro mundiales modernas, el papel más importante de los servicios y las mejoras en la tecnología de comunicación son mecanismos que no podemos capturar en nuestro análisis, pero estos son factores importantes para comprender los efectos macroeconómicos del coronavirus".

Aún así, parece evidente que las regiones que decidieron cerrar colegios, evitar aglomeraciones y concentraciones de personas o promover el uso de mascarillas, lograron reducir la mortalidad a la par que se beneficiaron de una recuperación económica más sólida que las regiones que no lo hicieron.

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