Economía

Los deslucidos '100 días' de la Comisión Von der Leyen

  • Las crisis y la desunión de los socios empañan un arranque marcado por el 'Pacto Verde'
Ursula von der Leyen en Bruselas
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Desde que Franklin D. Roosevelt marcara los primeros 100 días de su gestión, el estreno exitoso de Ejecutivos, la talla de sus líderes, y sus futuras posibilidades se han juzgado a la luz de los resultados, y errores, de los primeros pasos. Ursula von der Leyen cumple hoy sus primeros 100 días al frente de la Comisión Europea. La ex ministra de Defensa alemana fue la primera mujer en asumir el cargo el pasado 1 de diciembre, y también la primera de sus compatriotas en ocupar la silla en más de medio siglo.

"Hemos tenido un buen arranque en estos primeros 100 días", resumió la presidenta en un comunicado el pasado viernes. Tal y como prometió, ha sacado adelante su Pacto Verde Europeo para luchar contra el calentamiento global, y ha presentado sus grandes planes para la transformación digital. Sin embargo, su Comisión ha obviado prioridades más urgentes, peca de un exceso de prudencia, y le falta voz propia y autoridad para destacar en los momentos de crisis, como ya se ha visto con el coronavirus y las nuevas llegadas de refugiados a Grecia, anticipo de un mandato que se espera agitado.

Falta de experiencia

La precipitación de su equipo, y la falta de experiencia en puestos clave en la institución, que señalan algunos desde dentro del Ejecutivo se nota también en su descuido de nominación de puestos. Más de medio centenar de altos cargos de la Comisión aun no han sido confirmados, se-gún fuentes comunitarias a elEconomista. Su arranque ha dejado tres mesde grandes palabras, pero limitados por una posición de partida difícil y la desunión de unos socios cada vez menos cooperativos. Europa encara un mandato probablemente en el que dominará el modo crisis, y en el que la Comisión corre el riesgo de quedar relegada a la posición de una Secretaría general de los Estados miembros más que del motor del proyecto político.

En su defensa, a Von Der Leyen le tocó una mano de salida complicada. Aterrizó con el Parlamento Europeo más fragmentado de su historia, en plena salida del Reino Unido, y con la amenaza de Donald Trump de agravar la guerra comercial con nuevos aranceles. Para asegurar algún tanto, buscó golpes de efecto con grandes iniciativas, pero posponiendo la mayor carga legislativa. Además, priorizó el reforzamiento de la soberanía europea en varios frentes, desde el económico hasta el tecnológico, para encontrar su hueco en el choque entre EEUU y China. Sin embargo, estos meses han demostrado que poco puede hacer en su vecindad sin la cooperación de Rusia o Turquía.

La nueva presidenta de la Comisión se enfrenta al reto de dar aplicación práctica a las prioridades de su hoja de ruta

Su gran iniciativa y probablemente el eje de su mandato, ha sido el Pacto Verde Europeo. Tardó 11 días en presentar esta hoja de ruta para conseguir que la UE sea la primera región que no realiza emisiones netas de CO2 a la atmósfera para 2050. El plan es más bien un cascarón, ya que las iniciativas se irán concretando a lo largo de los meses. La pasada semana ya presentó su Ley del Clima, para darle fuerza de ley al objetivo de la neutralidad de las emisiones.

Desde su arranque von der Leyen miró a 2050 prometiendo liderazgos en el clima, la tecnología o un renacido peso global. Lo hizo para obviar las dificultades que se encontraría al intentar desatascar los desafíos más urgentes pero que tanto dividen a los miembros: la migración y el reforzamiento de la zona euro.

Estas tareas pendientes no han tardado en salir a su paso. La guerra de Siria ha vuelto a llevar a la frontera griega a decenas de miles de refugiados. La mala suerte ha jugado su parte, con la crisis del coronavirus covid-19. El virus, y las medidas de precaución que se tomen, podrían precipitar una recesión en la eurozona.

A von der Leyen le ha faltado firmeza para defender iniciativas, y olfato cuando no las tenía todas consigo. En vez de mantenerse firme hasta el final al defender su borrador del presupuesto plurianual, abrazó el más conservador del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y aceptó la tarea de reducirlo más para contentar a los contribuyentes netos más austeros. Una gran mayoría de socios que pedía un presupuesto más ambicioso se terminó por levantar de la mesa. Y tras su primer encuentro con Trump en Davos, prometió un acuerdo comercial "en las próximas semanas", sabiendo que el precio es la apertura del mercado interior a los granjeros americanos que no puede ofrecer. A Von Der Leyen le costará hacerse oir entre los socios, cuando los grandes fueron sus principales valedores y llegó con sus prioridades bajo el brazo.

Realidad y deseos

Sobre todo Emmanuel Macron, quien le fijó la el objetivo de reforzar la soberanía europea, que apareció más de una veintena de veces en el discurso de la Sorbona del presidente francés de septiembre de 2017.

"La nueva Comisión se encuentra atrapada entre la realidad y sus deseos", opina el líder de Cs en el Parlamento Europeo, Luis Garicano. Argumenta que estos primeros 100 días han mostrado la distancia entre los planes de los socios y la Comisión, y la capacidad de ejecución. Para la eurodiputada del grupo de la Izquierda, Manon Aubry, estos primeros 100 días "han sido como una operación de comunicación interminable, en la que ha reempaquetando partes de políticas en un Pacto Verde y en una Ley del Clima que, de hecho, pospone la acción". Un alto cargo veterano de la Comisión resume diciendo que von der Leyen puede que tenga las prioridades correctas, pero le falla la aplicación.

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