
La economía española se está desacelerando, como ha reconocido el propio Gobierno. Tras un crecimiento del 2% el año pasado, Economía prevé un avance del PIB al 1,6% este año. En esta coyuntura, la aparición del coronavirus supone una rebaja extra de dos o tres décimas sobre lo previsto, en función de la duración de la crisis sanitaria, como explica a elEconomista el fundador de Nextep Finance, Víctor Alvargonzález, si bien reconoce que será un impacto puntual que, como en otras crisis sanitarias, se devanecerá a corto plazo.
En esa tesitura de menor crecimiento, explica el profesor de Finanzas Juan Fernando Robles, lo peor que puede pasar a la economía es la implantación de las medidas previstas por el Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos, que provocan inseguridad jurídica tanto en el ámbito laboral, ante las contrarreformas prometidas, como en el tributario, con una panoplia de subidas fiscales que lastrarán la actividad, derivando en incumplimiento del cuadro macro previsto y del déficit; es decir, desbaratando el escenario económico del Gobierno de Pedro Sánchez. No en vano, CEOE teme por el efecto de las medidas que adopte Moncloa.
"La política fiscal que propone el nuevo Gobierno es completamente inadecuada a la coyuntura actual y puede suponer un agravamiento del mal comportamiento del crecimiento y el empleo, aumentando la brecha del déficit por encima de las previsiones al no cumplirse el cuadro macro previsto", argumenta Robles. Además, Alvargonzález aventura que en España se puede enfatizar el efecto negativo del virus, al unirse una mala campaña turística a los problemas en la construcción.
Como explican los expertos consultados por elEconomista, en España van a producirse todos los efectos descritos para el entorno europeo –menor crecimiento por el efecto de la epidemia–, pero tienen especial relevancia por la previsible conducta del turismo, por la incidencia en el empleo, en el PIB y en la balanza de pagos. También se va a ver afectado el comercio, con especial daño en grandes almacenes, hipermercados y pequeños establecimientos, pues no solo va a producirse renuencia a entrar en sitios concurridos, sino que los comercios más afectados serán los que tengan menos control sobre la cadena de producción, es decir, los pequeños, que pueden ver cómo sus proveedores, de alargarse la crisis, manifiesten incapacidad para reponer las mercancías que ofrecen. También pueden ser muy vulnerables las empresas industriales y de fabricación que dependen de suministros de Asia, explica Robles, pudiendo quebrar algunas de ellas, si la crisis se alarga y se produce desabastecimiento.
Impacto en el avance mundial
Es muy difícil cuantificar el impacto de la crisis epidémica en la economía mundial, como explican los analistas consultados por este diario, ante la indeterminación de su duración y la virtualidad para ser controlada, pero Alvargonzález apunta a un impacto a la baja de cinco décimas de PIB en China, y hace referencia a informes que atisban alrededor de cuatro décimas a la baja en Reino Unido o la Unión Europea. Profundiza en ello Robles, cuando explica que el impacto en el crecimiento es "indudable y puede llegar a ser muy significativo dependiendo de la extensión, tanto temporal como de países afectados, que acabarán por ser prácticamente todos".
Los efectos que se pueden producir son de dos tipos. Por el lado de la demanda, en aquellos sectores que dependen del traslado de personas, como los viajes, turismo, congresos, espectáculos, actividades deportivas, así como en los productos energéticos, como el petróleo, electricidad, se acusará la perdida de dinamismo. Del lado de la oferta, el impacto se dará en sectores que dependen de la fabricación china y en otros países asiáticos muy afectados.
En Europa la crisis afectará al turismo y los espectáculos, todo lo que implique aglomeraciones, incluidos los centros comerciales. También va a afectar a las distribuidoras de productos manufacturados en Asia, como el textil y la tecnología
Robles apunta que al ser indubitable un factor añadido de paralización del comercio mundial estemos hablando de entre cinco décimas y un punto de pérdida de crecimiento si la crisis dura hasta el verano. El Sars se resolvió en cinco meses, lo que extiende la resolución de los focos asiáticos de ser el mismo escenario como mínimo a mayo, indica el experto a elEconomista.
Por su parte, el economista Miguel Ángel Bernal destaca, como indicador del miedo a la epidemia, la subida del oro, y como anticipo de la menor actividad, la caída del petróleo. Mientras, el investigador Javier Santacruz reflexiona que esta crisis anima a que los organismos internacionales y centros de análisis se atrevan a practicar las revisiones a la baja del crecimiento que hasta ahora hacían con menos intensidad.
Coyuntura europea
En el caso europeo, Alvargonzález destaca que las dos economías de la eurozona que han rozado la recesión en los últimos trimestres –Alemania e Italia– vuelvan a esa tesitura y hayan de replantearse las medidas que tenía en la recámara para evitar la contracción. De entrada, en Italia ya se han suspendido algunos pagos de suministros y seguros durante dos meses así como de tributos locales para ayudar a los negocios del área afectada.
Robles explica que en Europa la crisis afectará al turismo y los espectáculos, es decir, todo aquello que implique aglomeraciones, incluidos los centros comerciales. Por otra parte, va a afectar a las distribuidoras de productos manufacturados en Asia, con especial incidencia en textil, manufacturas y tecnología. De prolongarse la crisis, pueden darse quiebras de distribuidoras pequeñas y medianas que no tengan fuelle financiero para sostener su actividad, concluye Robles, y "va a aliviar la factura del petróleo", pero sin que ello se vaya a trasladar a los consumidores, porque las petroleras se protegerán de la caída de la demanda. Además, indica que dañará la compra de bienes de consumo duradero.