Todo está preparado para que este martes Pedro Sánchez sea investido presidente del Gobierno por el Congreso de los Diputados. ¿Cuáles son las primeras decisión que tomará el Ejecutivo de coalición que tomará posesión durante la próxima semana? Sus presentes y futuros miembros lo tienen claro: retomar "de inmediato", según fuentes de Moncloa, la agenda de medidas que tuvieron que quedar aparcadas por la interinidad de Gobierno durante casi todo el año pasado, y marcadas en rojo están las subidas de los salarios de los funcionarios y de las pensiones.
Ambas medidas requieren de sendos reales decretos-ley para poder activarse y entrar en vigor, algo que no fue posible porque el Gobierno estaba en funciones y no podía emplear esta herramienta legislativa -aunque sí lo hiciera para aprobar el abono de las entregas a cuenta a las comunidades autónomas-. Sin embargo, una vez Sánchez tome posesión del cargo -algo que se espera que ocurra el miércoles 8, aunque no se descarta que pueda ser el propio martes- igual que sus ministros, el Ejecutivo ya estaría de nuevo habilitado.
El primer Consejo de Ministros con miembros de dos partidos diferentes de la historia de la democracia se reunirá este mismo viernes. Allí se darán los primeros pasos para corregir estos retrasos. Aunque no se aclara qué se priorizará, sobre la mesa están las citadas subida salarial a funcionarios y el alza de los pensiones, cuyos textos podrían estar ya incluso en la recámara de Moncloa. Sin embargo, cabe recordar que su aprobación no tiene por qué ser inmediata. La aplicación de ambas medidas será retroactiva, como ya han confirmado fuentes de las Administraciones Públicas.
Si Sánchez cumple sus promesas, la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) tendrá que esperar. La negociación con la mesa del Diálogo Social, es decir, con sindicatos y patronales, a la que se ha comprometido no ha comenzado siquiera. Su desarrollo quedará en manos de Yolanda Díaz, quien a partir de la próxima semana será ministra de Trabajo.
Legislatura bronca
En cualquier caso, a pesar de que la sesión de investidura ha refrendado la seguridad de que Sánchez será presidente en unos días, el dulce es amargo para los socialistas. Temen que el tono bronco y duro de la sesión sea la tónica habitual durante la legislatura. A pesar de ello, no descartan poder llegar a acuerdos con el PP y su líder Pablo Casado para sacar adelante asuntos de Estado.
No descartan esta posibilidad ni siquiera con Ciudadanos. A pesar de que la hostilidad entre socialistas e Inés Arrimadas, Moncloa sabe que los 10 diputados naranja pueden ser claves para la gobernabilidad. De ahí que tengan la esperanza de que la postura del partido se corrija tras la reformulación que están afrontando tras la marcha de Albert Rivera.