Las empresas lanzaron ayer la voz de alarma tras los disturbios que se produjeron en Barcelona y otras ciudades catalanas la noche anterior, e instaron a la Generalitat a tomar medidas para que no se repitan. La patronal Foment del Treball emitió un contundente comunicado, reclamando responsabilidad al Govern y advirtiendo del riesgo para la actividad económica y la proyección internacional de Barcelona y Cataluña en general. En Directo | Reacciones y protestas violentas a la sentencia del procés.
En este sentido, emplazó a evitar destruir esta reputación exterior porque "reporta grandes beneficios a diferentes sectores económicos e industriales como el turismo, los eventos y ferias internacionales, las inversiones empresariales, la actividad de prestigiosas universidades y el reconocimiento de ser uno de los principales y más atractivos territorios del Mediterráneo y del Sur de Europa".
Foment también apeló a un cambio en la actitud del Gobierno catalán: "Alentar las movilizaciones, las protestas ciudadanas y la ocupación de infraestructuras estratégicas desde la Generalitat de Cataluña, que tiene el deber y la obligación además de preservar la seguridad ciudadana y el normal funcionamiento de los servicios públicos, representa una extrema contradicción que deriva en la confrontación entre manifestantes y los cuerpos de seguridad".
Los comerciantes también clamaron ayer tras los destrozos callejeros que afectaron a negocios. Pimec Comerç rechazó cualquier acto violento que provoque desperfectos en las tiendas y las calles comerciales, así como cortes de circulación que impiden que la gente se pueda mover libremente.
Desde Barcelona Oberta, que agrupa a los principales ejes comerciales y turísticos de la ciudad, fueron más allá y solicitaron acciones desde las instituciones para que no se repitan los altercados, lo que también reclamó el Gremio de Hoteles, así como que las manifestaciones contra la sentencia del 1-O se trasladen fuera del centro de la ciudad para evitar perjuicios económicos. La entidad se mostró pesimista: "Las actuaciones de estos días en el aeropuerto y el centro de la ciudad tienen una afectación directa en el turismo y el comercio, sectores que se verán afectados en el último trimestre del año, como ya ocurrió hace dos años".
Torra se va de 'marcha'
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, convocó ayer una reunión por los disturbios con el vicepresidente, Pere Aragonès; la portavoz, Meritxell Budó, y el consejero de Interior, Miquel Buch, pero la abandonó para sumarse a una de las marchas independentistas que salieron de cinco localidades para confluir el viernes en Barcelona, y que provocaron cortes de tráfico. Allí volvió a llamar a la movilización pacífica y evitó hacer referencia a los altercados. Posteriormente, Torra pidió el fin de las protestas violentas, que achaca a "grupos de infiltrados".
Buch atribuyó la violencia a "grupos de agitadores" minoritarios y defendió que los Mossos protegen el derecho de manifestación, pero que también deben garantizar el orden ante intentos de romper cordones policiales y destrozos: "La policía actuará ante brotes de violencia".