El Gobierno español, si se mantienen los socialistas en él tras las elecciones del 10 de noviembre, será uno de los aliados con los que contará la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para impulsar su nueva estrategia fiscal para que la empresas multinacionales paguen impuestos en todos los países donde obtengan beneficios aunque no tengan presencia física en ellos. Según ha podido saber elEconomista, el Ejecutivo respalda la iniciativa y procederá a asumir el nuevo marco en cuanto se ponga en marcha.
La propuesta, todavía en un estado embrionario, consiste en que las empresas tributen por los beneficios que obtienen sin importar el lugar desde el que operen, un cambio de escenario fiscal que va a más allá de los gigantes on line que, en un principio, eran el objetivo de la OCDE. Con todo, con esta fórmula se logra el fin principal: los países que actualmente no pueden gravar a multinacionales digitales como Facebook, Google o Amazon podrán hacerlo.
La propuesta "está en la línea de lo que defiende el Gobierno de avanzar en la fiscalidad del siglo XXI para adaptar el sistema tributario a las nuevas áreas de negocio. El objetivo es que se tribute en el lugar en el que se genere el beneficio", según indican fuentes del Ejecutivo. De esta manera, la intención de los socialistas es la de "ir de la mano con la OCDE, el G20 y la Unión Europea y por tanto adaptarnos al consenso internacional cuando se llegue a un acuerdo global".
Apuesta por la tasa Google
En cualquier caso, España no abandona su intención de poner en marcha su propia tasa Google, algo que siempre ha defendido el Ministerio de Hacienda. Cabe recordar que el impuesto español plantea un gravamen del 3% a las operaciones en servicios de publicidad dirigida en línea, servicios de intermediación en línea y la venta de datos obtenidos a partir de información proporcionada por el usuario, con la expectativa de obtener unos 1.200 millones de euros al año. Eso sí, solo se aplicaría a las empresas con ingresos anuales de 750 millones a nivel mundial y que tuvieran ingresos superiores a tres millones en España.
Este es uno de los primeros parecidos razonables entre la apuesta española y cambio fiscal que propone la OCDE. La revolución que propone el órgano internacional, que implicaría una mayor tributación -aún no se ha definido cuánta- a través del Impuesto sobre Sociedades, afectaría solo a las multinacionales que facturen a partir de 750 millones anuales. Eso sí, en este caso afectaría a empresas de todos los sectores, no solo los digitales, con la excepción, al menos por lo pronto, de las industrias extractivas.
Desde el sector privado español están a la expectativa de lo que pueda pasar. Descartan evaluar cuántas empresas pueden quedar impactadas por la iniciativa de la OCDE puesto que es muy pronto para predecir cuál será la formulación final de la misma.
Cabe recordar que el germen de todo está en la cumbre del G-7 celebrada en Biarritz del verano pasado, cuando Emmanuel Macron y Donald Trump fumaron la pipa de la paz a cuenta del enfrentamiento entre Francia y Estados Unidos a cuenta de la tasa Google gala. Ambas potencias acordaron enterrar el hacha de guerra a cambio de que la fiscalidad francesa se adapte al escenario que se acabe aprobando en la OCDE y lo aplique retroactivamente, teniendo que devolver lo recaudado a los gigantes digitales si es necesario.
De hecho, hay satisfacción con la evolución de la situación en Francia. El ministro galo de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, calificó de "buenas propuestas" los planteamientos desvelados por la OCDE y señaló que el objetivo "es alcanzar un acuerdo internacional en 2020" para ponerlos en marcha.
Escepticismo
Sin embargo, fuentes cercanas a estas negociaciones son más escépticas. Hay demasiados países que no la puesta en marcha de este esquema fiscal, y recuerdan que ni siquiera ha sido posible sacar adelante el tributo en un escenario como el de la UE. La falta de voluntad política por parte de los países a retocar sus sistemas fiscales está siendo clave. Incluso dudan de que Francia vaya a cumplir su compromiso aplicar retroactivamente la tasa en el caso de los gigantes digitales, puesto que puede llegar a generar incentivos negativos.
¿Qué piensan dichos gigantes sobre lo puesto sobre la mesa por la OCDE? Amazon señala que es "un importante paso adelante", subrayando que llegar a un amplio acuerdo internacional sobre los cambios en los principios fiscales internacionales "es fundamental para limitar el riesgo de doble imposición y medidas unilaterales distorsionadoras y para propiciar un entorno que fomente el crecimiento del comercio mundial".
Desde Google se remiten a la postura expresada el pasado mes de junio en el que se había mostrado partidaria de avanzar hacia un nuevo marco global e internacional sobre cómo se grava a las empresas multinacionales, precisamente, y no solo a las digitales."Durante más de un siglo, la comunidad internacional ha desarrollado tratados para gravar a las empresas extranjeras de manera coordinada. Este marco siempre ha atribuido más ganancias a los países donde se producen productos y servicios, en lugar de donde se consumen. Pero es hora de que el sistema evolucione, garantizando una mejor distribución de los ingresos fiscales".