Economía

Las apuestas juegan en contra de una tasa Google global para 2020

  • A pesar de los acuerdos del G-7, la falta de voluntad política lastra su desarrollo
Donald Trump y Emmanuel Macron, presidentes de Estados Unidos y Francia, respectivamente (Imagen: Reuters).
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A pesar de que Estados Unidos ha abierto la mano y ha decidido no amonestar a Francia por haber puesto en marcha su impuesto a los servicios digitales, la controvertida tasa Google, dando su visto bueno al tributo, lo cierto es que el pacto global entre los países de la OCDE para poner en marcha el tributo está muy lejos de hacerse realidad. Tanto, que fuentes conocedoras de estas negociaciones consideran muy difícil que el pacto pueda producirse para cuando está previsto, en 2020.

Y es que aunque la cesión de Donald Trump a Emmanuel Macron significa que probablemente la Casa Blanca mueva ficha, el escepticismo mueve las opiniones de los círculos diplomáticos. "Estados Unidos va a tener más interés en que la tasa Google global salga adelante, pero hay demasiados países que no la quieren", indican voces cercanas a Moncloa e implicadas en esta cuestión, que recuerdan que ni siquiera ha sido posible sacar adelante el tributo en un escenario como el de la Unión Europea. La falta de voluntad política por parte de los países a retocar sus sistemas fiscales está siendo clave.

Impuestos individuales

De hecho, el escenario que más cuerpo está tomando es el de que, tras el acuerdo entre Emmanuel Macron y Trump durante la celebración del G-7 en Biarritz, los países desarrollen fórmulas individuales de la tasa Google a imagen y semejanza del modelo francés, con el compromiso de adaptarse a la variante internacional que surja y devolver a las empresas afectadas por el impuesto -gigantes digitales y estadounidenses como Google, Facebook o Amazon- lo recaudado de forma retroactiva y la fórmula global es menos onerosa.

Sin embargo, las fuentes consultadas dudan que esto vaya ocurrir. "Hay que ver cómo se plasma esto en el papel. La compensación retroactiva puede incluso generar incentivos negativos a un futuro acuerdo global". En cambio, indican que el visto bueno de EEUU a al impuesto galo "abre la puerta a que el resto de los países hagan lo mismo, haciendo una tasa Google a la francesa".

Caso de España

De hecho, este es el caso de España. Como ya contó elEconomista, el Gobierno mantiene sus planes de poner en marcha la tasa Google, que ya se había diseñado con rasgos muy similares a la versión gala, con un tipo efectivo del 3 por ciento sobre las operaciones en servicios de publicidad dirigida en línea, servicios de intermediación en línea y la venta de datos obtenidos a partir de información proporcionada por el usuario, así como con el compromiso de cambiarla si surgiera una versión internacional. Por ello, los cambios que habría que hacer para asemejarla a la francesa serían menores.

El Reino Unido es otro de los países que va a activar su propia tasa Google. Lo hará en 2020, será de un 2 por ciento -más baja que la fórmula francesa- y se impondrá sobre aquellos "modelos empresariales digitales cuyos ingresos estén vinculados a la participación de usuarios del Reino Unido". La duda está en cuál es el horizonte de estos planes si hay un Brexit duro, con los británicos teniendo que negociar en tiempo récord un acuerdo comercial con EEUU.

En cualquier caso, si finalmente se desarrollara una tasa Google global, desde Moncloa aseguran que España participará activamente en estos trabajos e impulsará un acuerdo.

Trabajos de la OCDE

La OCDE ya está manos a la obra. Francia y Estados Unidos copresidirán un grupo de trabajo técnico con el objetivo de lograr un acuerdo sobre fiscalidad de la economía digital en el primer semestre de 2020. "Creo que estamos en disposición de tener una propuesta para finales de año" que pueda ser luego negociada y consensuada para mediados del próximo, señaló el secretario general de la organización, el mexicano Ángel Gurría.

Para Gurría, el acuerdo del G-7 "ha acelerado", "ha puesto la cuestión en el nivel correcto" y "va a ayudarnos enormemente" en el desarrollo de la tasa Google. Una iniciativa fiscal que también abordará las diferentes y diversas especificidades de Internet y la dificultad que entraña gravar a compañías que obtienen beneficios en un país sin necesariamente tener una presencia física en él.

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