Las gestoras comienzan a cuestionar la eficacia de la política monetaria de cara a la próxima crisis económica, tras el último recorte de tipos de la Reserva Federal y ante la previsible nueva ronda de expansión cuantitativa (QE) del Banco Central Europeo (BCE) en septiembre. Las nuevas medidas de estímulo podrían tener efectos secundarios peligrosos para la estabilidad financiera, mientras que el impacto sobre la economía se espera que sea limitado, poniendo en duda la eficacia de estas políticas ultra-expansivas.
Allianz IG: "Un exceso de estímulos monetarios puede poner en peligro la estabilidad financiera"
Los recortes de los tipos han sido tradicionalmente la "herramienta convencional" para combatir las recesiones, pero los tipos de interés en el mundo ya están muy bajos o son incluso negativos, por lo que son necesarias nuevas herramientas que usar durante la próxima recesión económica, ha explicado el economista global de Allianz Global Investors, Stefan Hofrichter. Tras haber agotado las medidas convencionales ahora en la caja de herramientas quedan los opciones más heterodoxas, cuya efectividad está en duda pero cuyos riesgos son evidentes y pueden ser destructivos.
La Reserva Federal de EEUU ha reducido su tipo de referencia como "una medida preventiva" para mantener la economía estadounidense en crecimiento, según Allianz. "Si las tasas se mueven demasiado lejos en territorio negativo, se retirará el dinero de las cuentas con rendimiento negativo y lo mantendrán como efectivo, lo que debilitará a la banca y perjudicará el crecimiento económico, ya que este efectivo no se utiliza como inversión o consumo", pronostica Hofrichter.
En cuanto a los estímulos de QE, el BCE aprobará en septiembre una nueva compra de activos adicional por un volumen de 25.000 a 30.000 millones de euros al mes durante seis meses, según las previsiones de Axa IM, que se ha mostrado escéptica sobre su utilidad. "No creemos que esto vaya a impulsar mucho el crecimiento", ha valorado el economista jefe de la gestora, Gilles Moëc.
En este sentido, "no hay consenso sobre qué opciones serán efectivas", ha puntualizado el economista de Allianz GI, que ha hecho hincapié en la necesidad de cuestionar qué medidas fiscales, monetarias y de política estructural podrían funcionar en el nuevo contexto.
Nuevas medidas y sus costes
En cuanto a las políticas monetarias no convencionales, la gestora considera que los bancos centrales aún tienen ases en la manga como inyectar liquidez directamente en los gobiernos o las empresas privadas (helicóptero del dinero), si bien los economistas tradicionalmente han rechazado este recurso, ya que pondría en peligro la confianza en el sistema monetario.
También se puede optar por incrementar las compras masivas de activos que ya se han puesto en marcha en los últimos años. Bancos centrales como el de Japón ya tienen el 40% de toda la deuda soberana del país en circulación.
Costes y peligros
Con los tipos a niveles muy bajos y los balances inflados, se hace más difícil para los bancos centrales responder a una recesión utilizando estímulos monetarios. La utilidad marginal de estos estímulos es decreciente, es decir, cada unidad extra en activos que adquiere el banco central tiene un efecto menor sobre el crédito.
Por otro lado, "los bajos tipos podrían hacer que los ahorradores acumulen efectivo mientras intentan cumplir sus objetivos de ahorro. Ahorrar demasiado y consumir muy poco puede ralentizar una economía, exactamente lo contrario de lo que se pretende lograr con el dinero barato.
Además, "un exceso de estímulos monetarios puede poner en peligro la estabilidad financiera. Cuando los tipos son tan bajos, la toma de riesgos y los niveles de deuda aumentan, lo que puede causar burbujas de crédito y en los precios de los activos. Y cuando la economía finalmente se desacelera, las empresas luchan por cumplir con el servicios de sus deudas, lo que aumenta el riesgo de impagos", asegura el experto de Allianz.
Por último, los bancos centrales pueden "reajustar sus objetivos", aunque el éxito de esta estrategia depende del sector privado. Así, por ejemplo, la Fed está considerando establecer un meta de inflación promedio multianual en lugar de usar una meta específica.
¿Escasez de activos sin riesgo?
En un escenario de deterioro de las perspectivas económicas y con incertidumbres sobre políticas y geopolíticas se acelerará la demanda de activos libres de riesgo, ha destacado Moëc, que prevé "un impacto significativo en la rentabilidad de la deuda" si se dan compras adicionales del BCE en una situación de escasez de activos libres de riesgo.
Asimismo, un aumento sostenido en los rendimientos en la renta fija es "muy poco probable" hasta que algo cambie la perspectiva macroeconómica, ha valorado Chris Iggo, CIO de renta fija en Axa IM, que prevé una mayor volatilidad del mercado de riesgo con la posibilidad de diferenciales crediticios más amplios y mercados de renta variable significativamente más bajos.
"El mercado necesita un nuevo impulso para superar sus antiguos máximos y no prevemos que esto suceda hasta finales de año", ha expresado el gestor senior de Ethenea, Harald Berres. Esta gestora de fondos cree que una solución del conflicto comercial entre China y Estados Unidos, así como el impulso económico de la campaña electoral estadounidense podrían apoyar a los mercados en el último trimestre.