
Las nuevas pensiones de jubilación son casi un 30% mayores que la actual pensión media. Una situación que se produce con motivo de que las personas que entran al Sistema tras el retiro laboral cuentan con carreras de cotización más extensas y, sobre todo, como producto de unas remuneraciones mayores que sus antecesores y actuales perceptores de la paga por parte del Estado.
Concretamente, según los datos arrojados por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social apuntan a que las personas que se dan de alta en este año, lo están haciendo con una pensión media de 1.461,24 euros, mientras que la actual paga que perciben los jubilados del régimen general se sitúa en los 1.139,83 euros, es decir, un 28,2% más.

Más allá, si bien este crecimiento se presupone normal a raíz en un marco de avance económico, incremento de los salarios y, por lo tanto, mayor adquisición de derechos de cara al retiro laboral, también implica de facto una mayor presión para las cuentas del Sistema, en un momento en el que la salud de las mismas atraviesa horas bajas, con un déficit que rozará al cierre de este ejercicio el punto de PIB, en el entorno de los 18.000 millones de euros.
En este sentido, cabe recordar que estas nuevas altas al Sistema también mantienen una senda de coste ascendente: son un 3,60% mayores que las de hace un año, cuando estas ascendían a 1.420 euros mensuales de media. Y también aplica como desestabilizador de la Tesorería de la Seguridad Social una nómina mensual que es hoy un 5% superior que en el mismo mes de 2018 y que alcanza los 9.681,5 millones de euros.
La 'urgencia' del Pacto de Toledo
Con este tablero sobre la mesa, la conformación de la Comisión del Pacto de Toledo y la puesta en marcha de las negociaciones para la reforma del sistema de pensiones es cada vez más urgente, al menos en términos de toma de decisiones para frenar la sangría financiera que sufre el Estado por el lado de las pensiones desde el inicio de la crisis económica, que destruyó buena parte del tejido productivo del país y agujereó las cuentas del Sistema con la pérdida masiva de ingresos por cotizaciones sociales.
De hecho, esta es la única buena noticia que descuenta el sistema de pensiones en un entorno económico de desaceleración que deja pocos brotes verdes para la economía. En este sentido cabe recordar que la recaudación por esta vía crece un 8,5% este año, eso sí, avivado por un incremento de la base mínima del 22% (con la subida del salario mínimo interprofesional a 900 euros mensuales) y del tope en un 7%. Además de una robusta creación de empleo que aún ha acompañado al mercado de trabajo en el primer semestre del año, llegándose a marcar en junio un récord de afiliación en ese mes.