Economía

Boris Johnson transforma al Ministerio del Tesoro en catalizador del 'Brexit'

  • Prevé un presupuesto de emergencia que garantice que la economía esté lista
El primer ministro británico, Boris Johnson. Autor: Reuters.
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La aparentemente indeleble determinación de Boris Johnson de garantizar el Brexit el 31 de octubre requerirá un replanteamiento integral de la estrategia presupuestaria y de los objetivos fiscales y el ministro del Tesoro está dispuesto a dárselos.

Sajid Javid dejó claro a su entrada en el Número 11 de Downing Street que, bajo su liderazgo, el departamento tendrá "nuevas prioridades", para convertirse en el alquimista capaz de garantizar que la economía está preparada para abandonar la Unión Europea, con o sin acuerdo.

Aunque todavía no ha decidido si su gran estreno con un presupuesto tendrá lugar antes, o después de la consumación del divorcio, Javid está resuelto a que el Tesoro "juegue su papel" en la materialización del mismo, como avanzó ayer en el Sunday Telegraph, en su primera intervención desde que el miércoles cambiase la cartera de Interior por la que hasta entonces ostentaba Philip Hammond.

Su mensaje, de hecho, contiene una crítica apenas disimulada hacia su antecesor y la línea fuertemente escéptica con la ruptura que, en su opinión, Hammond había impuesto sobre el ministerio más poderoso del organigrama británico. Como prueba, este ha prometido dar la batalla desde su recién estrenada posición como diputado raso para evitar que Reino Unido abandone la UE a las bravas y, de acuerdo con The Observer, se habría ofrecido ya al Laborismo para promover en Westminster un motín que evite la salida no pactada.

Javid, por el contrario, llega dispuesto a demostrar sus credenciales pro-Brexit, una convicción necesaria para formar parte del gabinete de Johnson, quien ha exigido a sus ministros que acepten, si es necesario, el divorcio abrupto. El premier ha aprendido la lección de las debilitantes rebeliones que su antecesora, Theresa May, tuvo que soportar, las dimisiones en cadena y las patentes corrientes opuestas que cohabitaban en su ejecutivo, y quiere evitar, ante todo, que sea su propio equipo el que menoscabe su posición en el Número 10.

De ahí que el nuevo ministro del Tesoro se haya deshecho de cualquier atisbo de duda que su voto a favor de la permanencia en el referéndum de 2016 pudiese generar y se haya entregado a la retórica optimista de su jefe de filas, prometiendo una oleada de gasto y bajadas de impuestos sin aclarar de dónde obtendrá la financiación extra. La respuesta, sin embargo, es sencilla: Javid no solo ha declarado el acta de defunción de la austeridad, sino también de la contención fiscal que regía sobre cada decisión autorizada por Hammond, quien se había ganado a pulso su apodo Phil Hoja de Gasto.

Como consecuencia, el renovado Tesoro ya no es alérgico a aumentar el déficit y su nuevo responsable lo considera un precio que vale la pena como acicate para energizar la economía y cristalizar la proyección instigada por Boris Johnson de que Reino Unido se encuentra en el umbral de una "era dorada". Por ello, independientemente de qué acontezca con las conversaciones que el primer ministro espera mantener con la UE con el propósito de reabrir el acuerdo de retirada, la segunda potencia continental puede prepararse para un revolucionario presupuesto marcado por el aumento del gasto y las bajadas de impuestos. La bonanza es necesaria no solo para demostrar que hay vida, y en positivo, más allá del Brexit, sino porque Johnson ha prometido inversiones en prácticamente todos los aspectos de la vida pública: desde educación y asistencia social, hasta aumento de las fuerzas de seguridad y nuevas, y costosas, infraestructuras.

A vida o muerte

Ante la urgencia de los 94 días que restan para su plazo de salida "a vida o muerte", la revisión integral de la aproximación del Tesoro al divorcio prometida por Javid resulta trascendental.

Para empezar, el ministro prevé una "financiación significativa extra" para garantizar que Reino Unido está "completamente preparado" para abandonar el 31 de octubre, incluyendo una de las mayores campañas de información jamás organizadas para asegurar que tanto la ciudadanía, como las empresas, están listas en caso de no acuerdo.

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