
Mucho se habla sobre el futuro de la movilidad urbana y el papel que debe jugar el carsharing. Sin embargo, los problemas con los que se enfrentan las grandes urbes, aunque similares, no son idénticos. Y las soluciones , por tanto, diferentes. | Quién es quién en el ecosistema español del 'carsharing'.
Dos son los grandes retos que los ayuntamientos deben afrontar en lo que a movilidad se refiere: la mala calidad del aire, muy presionados por las exigencias de la Comisión Europea, y la falta de espacio ante una más que evidente saturación de coches en sus calles. Sin embargo, ambos hándicaps no pesan de la misma manera en cada ciudad y, además, las sensibilidades políticas inclinan la balanza hacia soluciones que inciden más en el aire o en el espacio en la vía pública.
España es un ejemplo de dicotomía. La estrategia seguida desde Madrid ha incidido más en la calidad del aire, un problema muy serio en la capital, dando prioridad a la movilidad eléctrica. Por su parte, tanto Barcelona como Valencia han apostado por salvaguardar el espacio en las vías públicas. Y en función de estas dos posibilidades se ha apostado por un carsharing o por otro. Porque hay dos modalidades bien diferentes.
En Madrid ha triunfado el denominado freefloating o alquiler por minutos, con cientos de coches eléctricos bien identificados aparcados en la calle a disposición del usuario que no deber realizar reserva previa. Cuatro empresas ofertan este servicio: Car2Go (Mercedes y BMW), Emov (grupo PSA), Zity (Renault) y Wible (Kia) con modelos híbridos enchufables con etiqueta Cero.

La tercera gran diferencia es que el coche se reserva con antelación, entre cinco minutos antes y un año de antelación, como resalta Sócrates Domínguez, relaciones públicas de Ubeeqo. Like es una recién llegada a Barcelona, pero que no descarta entrar en Madrid.
Drivy es un caso especial, carsharing social lo denominan, pues los coches no son de su propiedad, sino de particulares que los alquilan por horas o días a los asociados a la plataforma de carsharing.
