
El manat azerbaiyano necesitó una década de avances para ganarse la confianza de los inversores, pero han bastado dos devaluaciones para arruinarlo. Incluso ahora, que la moneda azerí vive un rally alcista que le ha permitido convertirse en la divisa con mejor desempeño a nivel mundial desde principios de febrero, no convence.
La poca credulidad que la gente mantenía en la moneda de la nación del Mar Caspio después perder más de la mitad de su valor en 2015 se terminó por perder el año pasado. Los continuos episodios de pánico y las salvajes oscilaciones en el tipo de cambio han arruinado su pertrecha reputación.
"No tengo dólares, e incluso si los tuviera, no los vendería por manats porque no es una moneda en la que se pueda confiar", asegura Tatyana Kryuchkina, contable de una empresa privada del país. "El manat continuó perdiendo valor el año pasado incluso después de dos devaluaciones", explica.
El repunte del manat pone de manifiesto la dicotomía que existe entre una economía camino de la recuperación después de su primera contracción en dos décadas y la fortísima inflación -con subidas de doble dígito- y las turbulencias que vive la moneda. A esta incertidumbre hay que añadirle la actual política monetaria del banco central de Azerbaiyán, calificada por analistas del Sberbank CIB como "algo incoherente", ya que absorbe la liquidez del manat en las subastas de depósitos mientras que al mismo tiempo distribuye fondos para reforzar a los prestamistas.
"La mayoría de la población considera la apreciación actual del manat como algo temporal, atribuyéndola a factores estacionales", entienden Alexander Golinsky y Rodion Lomivorotov, analistas de la entidad. "Hay fuertes expectativas de que la depreciación de la divisa se reanude en la segunda mitad de 2017, especialmente si los precios del petróleo disminuyen desde los niveles actuales", señalan los expertos de Sberbank CIB en un informe.
Hasta el momento, la moneda del tercer mayor productor de petróleo de la antigua Unión Soviética ha resistido la caída del 10% que el precio del barril de petróleo Brent acumula desde enero, fortaleciéndose en este periodo un 13% y superando las ganancias del lari georgiano o del peso mexicano, según datos de Bloomberg.
Cabe recordar que los azeríes mantienen la mayor parte de sus ahorros en moneda extranjera. La proporción de depósitos en dólares aumentó a 81,3% en enero desde 79,6% a fines del año pasado, según los últimos datos disponibles del banco central.
"Para nosotros, una medida de la confianza en la moneda es la dolarización de los depósitos", argumenta Paul Gamble, director senior de Fitch Ratings. "La dolarización de los depósitos subió durante las devaluaciones y sigue siendo muy alta. No está cayendo tanto como para justificar la subida del manat", detalla.
¿Una correcta política económica?
Los responsables políticos quemaron más de dos tercios de sus reservas en 2015 para apoyar el manat justo antes de cambiar a un tipo de cambio flotante administrado a medida que los precios del crudo se derrumbaron. Para aliviar la presión sobre el manat, el banco central de Azerbaiyán elevó en septiembre el tipo de interés en 5,5 puntos porcentuales hasta el 15% en un movimiento de emergencia. El regulador eliminó en enero las regulaciones que limitaban a los prestamistas comprar o vender divisas extranjeras fuera de una banda del 4% a ambos lados del tipo de cambio oficial.
"El manat tiene más espacio para recuperarse sobre una base de desdolarización y tipos de interés elevados", dijo Vladimir Osakovskiy, economista jefe de Bank of America en Moscú. "Las autoridades no necesitan ni quieren reconstituir sus reservas de divisas y están generalmente sesgadas hacia una moneda más fuerte dado el mal estado del sector bancario local", añade.
Otro factor a favor del manat es que se espera que la cuenta corriente de Azerbaiyán vuelva a entrar superávit el próximo año debido al alza de los precios del crudo, según Fitch. Pero por ahora, la confianza en la moneda es más bien escasa en las calles de la capital, Bakú.
"No creo que el tipo de cambio actual se mantenga por mucho tiempo", asevera Fuad Agbabali, un traductor. "Es una tendencia temporal y no un resultado de las políticas económicas del gobierno".