
En 2002 el profesor Arjen Hoekstra, de la Universidad de Twente (Holanda), introdujo el concepto de huella hídrica, un indicador medioambiental que define el volumen de agua dulce total usada para producir los bienes y servicios que habitualmente consumimos (como individuo, comunidad, empresa o país). Se calcula que el 70% de la huella hídrica a nivel mundial está relacionada con lo que se come, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
A este respecto, la carne es el producto que más litros precisa para su elaboración (15.400 litros de agua para producir 1 kilo de ternera). Solo en la Unión Europea, alrededor de 89 millones de toneladas de comida, equivalentes a 180 kilos por persona, acaban cada año en la basura.
Teniendo en cuenta que se espera que la producción de alimentos crezca un 70% para alimentar a los más de 9.000 millones de personas que seremos en 2050, es necesario buscar alternativas para reducir la presión sobre los recursos hídricos, es decir, hay que dejar atrás la economía lineal del agua de obtener-usar-verter. De ahí que esté cobrando una gran relevancia la economía circular que, como explican desde la Universidad de Alicante, se materializa en volver a utilizar el agua una y otra vez, tal como sucede en el ciclo natural.
Como expone la Fundación Conama en su informe Agua y Economía Circular, la reutilización del agua es uno de los campos donde más posibilidades y capacidades de futuro existen, dado que cada vez son más los usos para los que el agua puede ser regenerada una vez utilizada: recarga intencionada de acuíferos, suministro para sistemas agrícolas, usos industriales como la refrigeración, riego de parques y jardines, baldeo de calles e, incluso, para el abastecimiento de poblaciones, evitando así el uso de agua potable procedente de las reservas naturales en dichos usos.
En zonas costeras, donde el agua depurada se vierte directamente al mar, la reutilización del agua supone un incremento neto de la disponibilidad del recurso y la disminución de la presión por la utilización del agua de otras fuentes. Es especialmente relevante en aquellos abastecimientos cuya fuente son los acuíferos cercanos a la costa, cuya sobreexplotación puede generar cuñas salinas que generen afecciones ambientales, especialmente en la degradación de suelos costeros.
Hacia un mundo más sostenible
La obligación de construir un mundo más sostenible para todos ha dado lugar a diversas soluciones innovadoras como la de Water2REturn. Este proyecto, que reúne a 15 participantes multidisciplinares de 8 países europeos, desarrolla una planta demostrativa para el tratamiento de aguas residuales de mataderos y la recuperación de nutrientes a gran escala en un caso real: Matadero del Sur en Salteras (Sevilla). Esta iniciativa busca recuperar y reciclar nutrientes de aguas residuales de mataderos en el marco de un modelo de economía circular. Los nutrientes recuperados se convierten en productos de valor añadido para la industria agroquímica y, en consecuencia, para el sector agrícola.
Para producir 1 kilo de ternera son necesarios 15.400 litros de agua
También destaca el proyecto WATER-MINING, liderado por la Universidad de Tecnología de Delft (Países Bajos) y formado por 38 socios de 12 países. El objetivo es ofrecer sistemas de gestión eficiente e inteligente del agua para avanzar hacia una economía circular, mediante soluciones innovadoras para la recuperación de los recursos de las aguas residuales, industriales y urbanas y del agua de mar. Arrancó en septiembre de 2020 y tiene una duración de cuatro años.
En su caso, LIFE Renaturwat, enmarcado en el programa europeo LIFE, pretende mejorar la calidad ambiental de las aguas mediante el empleo conjunto de humedales artificiales y fangos deshidratados de potabilizadora de aguas. Con una duración de 42 meses, será implementado en la estación depuradora de aguas residuales de Vall dels Alcalans (Valencia). Una de las peculiaridades del proyecto es que el fango producido en los sedimentadores se reutiliza, un residuo que iba a ser desechado, aprovechando sus capacidades en otra etapa del ciclo urbano del agua.