
Tras dos meses en los que se tuvieron que apagar las diferencias sindicales y necesitar dos intentos (con una mediación del SIMA) para formar una mesa negociadora, patronal y sindicatos han comenzado las conversaciones para dar al fútbol femenino español su primer convenio colectivo. Un proceso que ya ha echado a andar, pero al que le quedan muchos pasos por recorrer.
La ACFF (Asociación de Clubes de Fútbol Femenino, que representa a todos los equipos menos al Barcelona y al Athletic), la AFE (Asociación de Futbolistas Españoles), UGT (Unión General de Trabajadores) y Futbolistas ON han mantenido ya dos reuniones de las que se puede extraer, al menos, tres conclusiones: existe voluntad por todas las partes para sacar un convenio al término de la presente temporada, que los actores tienen que limar bastantes diferencias para conseguir este objetivo y que nada se resolverá en cuestión de semanas.
El 29 de noviembre y el 12 de diciembre se produjeron los primeros contactos, en los que se trataron aspectos como los aspectos relativos a la jornada laboral (desplazamientos, pernoctación, horarios, descansos...), el salario mínimo, la posible retroactividad del documento o como el número de futbolistas afectadas por él. En estos últimos campos ya se han evidenciado las discrepancias.
Los sindicatos reconocen que la propia ACFF propuso incluir a jugadoras del filial, pero no aceptan la oferta transmitida: el requisito de que éstas al menos participen en 15 partidos. AFE, UGT y Futbolistas ON apuestan por que la simple convocatoria en tres partidos consecutivos o cinco en el total de la campaña sea un requisito suficiente para la entrada en el convenio.
Tampoco hay acuerdo en cuanto al salario mínimo, caballo de batalla de los sindicatos. En este sentido, no hay una propuesta concreta porque la mesa negociadora está esperando que los clubes aporten sus datos económicos para poder realizar una oferta en consonancia. La unión entre sindicatos, hace dos meses tan lejana, es clara cuando se habla de objetivos e intenciones. Tanto AFE (que lidera la mesa con tres de sus cinco sillas), como UGT y Futbolistas ON, aunque con matices, cierran filas en materia de necesidades a cubrir a las jugadoras. La idea, en líneas muy generales, es tomar como referencia el convenio masculino e ir adaptándolo a las particularidades del fútbol femenino.
A solo unas semanas de fin de año, y con los presupuestos de los clubes cerrados, parece difícil una predisposición por parte de éstos a ampliar la partida destinada a los salarios. El presidente de la ACFF, Rubén Alcaine, apuesta por un crecimiento que respete la sostenibilidad. Consciente de "queda mucho por hacer", el dirigente rebaja la euforia en clave salarial e insiste que los equipos no están obligados a subir la apuesta si ello implica un desarrollo insostenible porque ya están cumpliendo con la legalidad. Sí promete que, en caso de unas propuestas que respeten el ecosistema económico de las escuadras, su organismo dará luz verde y aceptará incluso la retroactividad del convenio para 2018, un punto de exigencia de los sindicatos.
Alcaine destaca la progresión en tan solo tres años de una liga impulsada por las retransmisiones televisivas y el patrocinio de Iberdrola. Y es optimista de cara a corto plazo: cree que en dos o tres años los clubes podrán tener unos recursos que permitan garantizar el SMI (Salario Mínimo Interprofesional) a jornada completa, lo que sería la profesionalización efectiva del fútbol femenino. Pero descarta cualquier tipo de medida que pueda descuadrar los presupuestos de los equipos, lo más cercano a una 'línea roja'.
Por parte sindical, AFE llama a la responsabilidad. María José López, presente en las conversaciones, se posiciona contra todo lo que frustre "el compromiso de negociación" y apuesta por el respeto a la libertad de expresión.
Lo hace cuando este periódico le pregunta por el cruce de comunicados entre su sindicato y la patronal, después de la primera reunión. AFE criticó la negativa de la ACFF aceptar las ofertas referentes a la entrada de futbolistas de categorías inferiores y retroactividad del convenio. La patronal respondió con un duro texto en el que reprochó a su interlocutor haber vulnerado "la buena fe exigible en cualquier proceso de negociación" y en el que amenazó con la posibilidad de abandonar las conversaciones. Chema García, de UGT, califica esta respuesta de "desmesurada", aunque la enmarca en el pulso habitual en este tipo de negociaciones. Tamara Ramos, de Futbolistas ON, se desmarca y censura el tono de comunicado de AFE, compañero de mesa de su organización pero con el que mantiene muchas diferencias evidenciadas en su posible entrada en el reparto de ayudas a sindicatos del fútbol masculino.
A pesar de la escalada puntual, el escenario de una ruptura de las negociaciones no se plantea por el momento por ninguno de los actores de la negociación. Los cuatro insisten en el trato cordial en las reuniones y mantienen su intención de que el convenio se firme antes de que termina la temporada 18/19. La siguiente fecha a marcar, la del 20 diciembre, día en el que los clubes presentarán sus datos económicos a los sindicatos y se creará una nueva agenda de encuentros.