
Florentino Pérez ha encontrado en dos viejos aliados la pasarela con la que abordar la operación definitiva para transformar ACS en el mayor grupo de infraestructuras del mundo. El fondo estadounidense GIP y el canadiense Brookfield tuvieron una primera toma de contacto con Edizione, el brazo inversor de los Benetton que controla el 33,1% de Atlantia, el pasado 3 de marzo para plantear la eventual adquisición de la concesionaria italiana.
Con posterioridad, el también presidente del Real Madrid alcanzó un acuerdo exclusivo con ambos fondos para sumarse al proceso, de manera que la firma española pretende quedarse como accionista mayoritario del negocio de autopistas de Atlantia -también presente en aeropuertos y movilidad-.
La unión de ACS, GIP y Brookfield constata las sólidas relaciones de Pérez con ambos fondos
La unión de ACS, GIP y Brookfield constata las sólidas relaciones de Pérez con ambos fondos, con los que ya forjó, por separado, diversas asociaciones en el pasado, algunas aún vigentes.
La última operación en la que el también presidente del Real Madrid se encontró con Brookfield, liderada en España por Alfredo Zamarriego, fue el pasado año. ACS vendió a la firma canadiense su participación del 33,3% en el Hospital de Toledo y en su operadora. De igual modo, durante el pasado ejercicio el grupo español traspasó a Brookfield sus participaciones en varias líneas de transmisión eléctrica en Brasil que desarrollaron en su momento juntas. En este país, el fondo es también socio de Abertis a través de su filial de concesiones Arteris.
De igual modo, ACS y Brookfield conviven desde hace dos años en el capital de las concesionarias del Hospital de Majadahonda en Madrid, el tramo cuarto de la Línea 9 del Metro de Barcelona y los intercambiadores de Avenida de América, Plaza de Castilla y Príncipe Pío, en Madrid. El fondo acordó la compra de las participaciones de DIF en 2019.
Mientras, la relación de ACS con GIP se remonta a 2015, cuando el grupo de construcción vendió el 24% de su filial de renovables, Saeta Yield, y pactaron una alianza para infraestructuras energéticas. En 2018, ambas firmas se desprendieron de Saeta y el comprador fue, precisamente, Brookfield, que lanzó una opa por casi 1.000 millones.