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La banca ultima un acuerdo para refinanciar 2.600 millones de Celsa

  • Se pensó en un socio inversor, pero finalmente se opta por refinanciar
  • La compañía espera cerrar el proceso como tarde en septiembre
  • En su estrategia a 2021 no se contemplan las desinversiones
Una de la fábricas de Celsa. Foto: Archivo.

Celsa afronta un final del mes de julio clave para lograr un acuerdo con la banca que le permita refinanciar su abultada deuda, de 2.600 millones de euros, tras más de un año de negociaciones con la banca.

Las entidades acreedoras calculan que casi la mitad de la deuda, unos 1.200 millones, son impagables con la cuenta de resultados actual, han explicado a elEconomista fuentes cercanas a la negociación.

Sin embargo, la multinacional siderúrgica de la familia Rubiralta, con sede en Castellbisbal (Barcelona), esgrime un plan estratégico hasta 2021 elaborado por KPMG con el que prevé mejorar sus cuentas gracias a crecimientos del negocio y ahorros de costes, mientras que no prevé desinversiones.

El principal banco acreedor de Celsa es el Santander, ya que a su financiación de la firma ha añadido la que tenía Banco Popular, lo que suma un total de más de 550 millones de euros. BBVA y Banco Sabadell tienen una exposición de unos 360 millones cada uno, CaixaBank 300, Bankia 215 y Abanca 140.

Tras haber barajado la posibilidad de venta o la búsqueda de un socio inversor, la opción que se está ultimando es una relajación de los plazos de pago, pero sin aplicar quitas, con un objetivo hasta 2021. Los grandes bancos confían en poder cerrar un acuerdo antes de fin de mes, aunque la firma del total de acreedores bancarios no llegue hasta septiembre.

En los próximos días se deben pactar los nuevos tramos de pago de la deuda pendiente, así como los tipos de interés aplicables, que podrían reducirse dado el contexto financiero actual, todo ello acomodado a las exigencias de cada acreedor según su exposición y deuda sostenible o no sostenible.

Hasta ahora, Celsa ha abonado todos sus compromisos de repago, incluidos alrededor de 50 millones de euros en el mes de junio, pero tendría problemas con un vencimiento de 700 millones calendarizado para diciembre.

Fuentes de Celsa han indicado a este diario que "las negociaciones con la banca siguen avanzando positivamente" y que "se espera tener cerrada la negociación a más tardar en septiembre".

Celsa Group se reivindica como el primer grupo privado siderúrgico español y tercer fabricante de productos largos de acero en Europa. La firma multinacional aglutina seis grupos empresariales con acerías, trenes de laminación, plantas transformadoras, empresas de distribución y recicladoras; emplea a más de 9.100 trabajadores en todo el mundo y tiene presencia industrial en España, Dinamarca, Finlandia, Francia, Noruega, Polonia, Suecia y Reino Unido.

Sector maduro

El mercado del acero es un negocio maduro en Europa y afectado por la competencia china, pero Celsa, que este año cumple su 50 aniversario, pretende aumentar sustancialmente su ebitda gracias a mejoras de eficiencia interna en la estructura de su negocio y su gestión, así como por los dividendos de sus filiales extranjeras y la apuesta por Francia. También contempla la recuperación del sector de la construcción y un mayor peso del sector de la automoción, que demanda productos de mayor valor añadido, según su plan estratégico, que descarta una "mejora sustancial" del sector del acero.

Por ello, fía el aumento de la rentabilidad a una mayor integración vertical en el grupo, ahorros operativos y mejoras en la organización de la cadena de suministro, e incidiendo en las oportunidades de reducción de costes que ofrece el reciclaje y la digitalización. El grupo catalán añade que la competencia china se da sobre todo en productos planos, y Celsa hace únicamente productos largos, que elabora a partir de chatarra. Asimismo, destaca que es el actor europeo más diversificado en un mercado -el de productos largos de acero- que es de alcance regional y con normas y calidades distintas en cada zona, por lo que es importante estar cerca de los clientes.

La empresa como garantía

En caso de impago con las nuevas condiciones de financiación, la deuda se convertirá en capital y la banca tomará el control de la compañía, que es la opción que Banco Santander defendía desde un principio, pero que no apoyó el resto de grandes bancos, que optaron por dar una nueva oportunidad a los Rubiralta, si bien el proceso de negociación se ha alargado más de lo deseado. Por eso se quiere dejar solventado antes de vacaciones, que supondrían un nuevo enfriamiento del proceso y un acercamiento cada vez más peligroso a los compromisos de pago de final de año.

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