Cómo superar sesgos y errores comunes para alcanzar el éxito financiero

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odas las decisiones que tomamos, desde las más triviales hasta las más trascendentales, están profundamente influenciadas por nuestras emociones y creencias subconscientes. Ya sea adoptar un estilo de ropa, decidir sobre nuestro desarrollo profesional o elegir un grupo de amigos, cada una de las acciones que emprendemos está dotada de menos racionalidad de la que creemos. Este mismo fenómeno se traslada al ámbito financiero, donde nuestras elecciones de inversión, aunque aparentemente basadas en análisis y lógica, están igualmente moldeadas por unos sesgos ocultos que pueden llegar a perjudicar nuestro rendimiento a largo plazo.

En este quinto episodio de "Hablando de Invertir", Alejandro Vidal, Head Investment Manager de Deutsche Bank España, y Soledad Pellón, Relationship Manager en Deutsche Bank Wealth Management, exploran cómo estos sesgos influyen en nuestras decisiones de inversión y cómo podemos aprender a manejarlos para evitar errores y mejorar nuestros resultados financieros.

La mente y el dinero: un binomio complejo

En el mundo de las inversiones, el conocimiento técnico es solo una parte de la ecuación. Como explica Alejando Vidal, tan importante como entender los mercados es ser consciente de los sesgos y errores que pueden influir en nuestras decisiones financieras.

Uno de los principales obstáculos que enfrentan los inversores son los sesgos que distorsionan nuestra percepción del riesgo y la recompensa, así lo indica Soledad Pellón. "Es ese sesgo de cómo nosotros filtramos la información el que nos lleva a tomar decisiones que muchas veces no están fundamentadas en algo potencialmente importante", puntualiza. Desde el exceso de confianza hasta la aversión a las pérdidas, estos sesgos pueden desviarnos de nuestras metas financieras si no somos conscientes de ellos.

Por ello, la ciencia del comportamiento financiero, o "Behavioral Finance", estudia los sesgos sistemáticos con el objetivo de proporcionar estrategias para reconocer cualquier trampa emocional o cognitiva y así mitigar su impacto.

Las trampas invisibles del pensamiento

Entre los sesgos más comunes se encuentran los cognitivos, que son errores de procesamiento mental. Un ejemplo es el sesgo de confirmación, que nos lleva a buscar información que respalde nuestras creencias previas, ignorando datos que las contradigan. Alejandro Vidal explica que "cuando tomamos una primera decisión, tendemos a abundar y a seguir profundizando en aquellos elementos que nos dan la razón sobre esa primera decisión que tomamos". Esto puede resultar en una concentración excesiva en ciertos activos, ignorando señales de alerta que podrían proteger nuestras inversiones.

Otro sesgo cognitivo, similar al anterior es el de anclaje, donde damos un peso desproporcionado a una primera información o experiencia positiva. Esto podría traducirse, como ejemplifica Soledad Pellón, en el inversor que no se plantea cambiar su estrategia porque "en un principio te ha parecido bien comprar una acción que tiene una rentabilidad por dividendo buenísima y a partir de ahí tu mente se ha encasillado y no sale de esa rueda".

El sesgo de representatividad también es peligroso, ya que nos hace juzgar la probabilidad de un evento basándonos en su parecido con otros eventos conocidos, en lugar de considerar las probabilidades estadísticas reales. Este error puede llevar a decisiones basadas en patrones superficiales en lugar de un análisis riguroso que se base en nuestro caso concreto.

Por otro lado, los sesgos emocionales son aquellos donde nuestras emociones influyen en nuestras decisiones. La aversión a las pérdidas es uno de los más comunes, donde el miedo a perder nos hace tomar decisiones que pueden no ser las más adecuadas para nuestras metas financieras. El exceso de confianza es otro sesgo emocional que puede llevarnos a sobreestimar nuestras capacidades y asumir riesgos innecesarios.

El sesgo de familiaridad también puede limitar nuestras inversiones al priorizar lo conocido sobre lo desconocido, reduciendo nuestra capacidad de diversificación. Además, el sesgo de manada nos empuja a seguir las decisiones de otros, a menudo en detrimento de nuestros propios análisis y objetivos.

Errores comunes en la inversión y trucos para superar los sesgos

Estos sesgos pueden conducir a errores de inversión que, si bien son comunes, pueden evitarse con educación y disciplina. No entender los riesgos, intentar predecir el mercado, dejarse llevar por las emociones y no diversificar adecuadamente son fallos que pueden tener un impacto significativo en nuestros resultados.

Para evitar estos errores, es crucial contar con un plan de inversión claro y ceñirse a él, diversificar adecuadamente, automatizar decisiones para minimizar la influencia de las emociones y revisar regularmente nuestras carteras para ajustar las estrategias según sea necesario.

De igual forma, Alejandro Vidal advierte que "es casi más importante gestionar bien los errores que maximizar el número de aciertos". Por este motivo, reconocer nuestros sesgos y posibles fallos es el primer paso para mejorar nuestras habilidades como inversores. La educación continua y la autoevaluación son herramientas fundamentales para mantener un enfoque disciplinado y racional. Además, buscar asesoramiento profesional puede ofrecer una perspectiva externa objetiva, ayudándonos a evitar decisiones influenciadas por emociones o suposiciones incorrectas.

Puedes encontrar todas estas cuestiones desgranadas por los expertos en este quinto capítulo de "Referentes de Inversión", un espacio de encuentro impulsado por Deutsche Bank en el que grandes expertos en economía nos ayudan a construir un punto de vista sólido, basado en información real y rigurosa.