Banca y finanzas

Villarejo concluyó que BBVA evitó el asalto de Sacyr gracias a su espionaje

  • El expolicía amenazó a políticos y empresarios con la información
El excomisario Villarejo. Foto: Efe.
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El presunto espionaje que realizó el excomisario José Manuel Villarejo a los protagonistas que habrían encabezado el plan para que Sacyr asaltara BBVA en 2005 surtió efecto, según concluye el informe final que realizó el exinspector sobre la trama para BBVA. El expolicía reconoce en el documento que se acumuló información sensible y datos relacionados con la vulnerabilidad y el entorno privado del entonces presidente de Sacyr, Luis del Rivero; el ya exaccionista de la constructora, Juan Abelló, y el exdirector de la Oficina Económica de La Moncloa, Miguel Sebastián. "Otros datos, solo se han amenazado con hacerlos públicos", asevera el informe, que a continuación añade que "esa presión les hizo abandonar (el plan de asalto) por temor a lo desconocido".

Las presiones a Sebastián fueron más allá de los seguimientos y la intercepción de las llamadas telefónicas. El excomisario, siempre según consta en la información sobre el caso Trampa, investigado en la Audiencia Nacional y al que ha tenido acceso este diario, llegó a contactar con una persona presuntamente cercana a Sebastián para que le remitiera mensajes al teléfono móvil de carácter sexual e, incluso, planearon que esta persona le amenazara con contar la vida del entonces jefe económico de La Moncloa en programas del corazón.

Plan de desestabilización

La asfixiada situación en la que se encontraba Sebastián le llevó en enero de 2005 a pedir ayuda al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) para contrarrestar el espionaje al que se sentía sometido, siempre según la documentación. Según relataba el equipo de Villarejo en los documentos del caso, después de esto fue imposible interceptar las comunicaciones del socialista. El hecho de que tanto el político como varios empresarios de Sacyr se sintieran perseguidos evitó que mantuvieran encuentros privados, como comidas o cenas, para trazar la estrategia de control de BBVA y echar al expresidente, además de limitar las conversaciones telefónicas, por falta de seguridad, siempre según los documentos.

Los planes de Villarejo para desestabilizar al "grupo hostil", tal y como llamaba a los supuestos muñidores de la compra de una participación de BBVA, llegaban a extremos tales como avisar a los vecinos de Sebastián de que éste tenía serpientes venenosas en su casa sin autorización y en unos recipientes sin las mínimas medidas de seguridad.

La labor de acoso y derribo del exinspector no solo se cebó con estos tres protagonistas. Villarejo amenazó a José Manuel Loureda, accionista de Sacyr, con sacar informaciones negativas sobre su hijo si no aconsejaba al resto de los accionistas de la constructora que abandonaran la idea de tomar BBVA.

"La posibilidad real de ver publicadas informaciones sobre detalles de su vida personal han propiciado que el resto de miembros del grupo hostil limitara paulatinamente el apoyo al asalto, reduciendo su protagonismo para no ser objetos de la ira de FG", refleja el informe final de la trama.

El documento revela que el único interlocutor de BBVA con el equipo del excomisario de la Policía durante el tiempo que duró el intento frustrado de tomar el banco fue con el exjefe de Seguridad de la entidad, Julio Corrochano. El antiguo directivo dejó el banco en primavera, tan solo tres meses antes de que cumpliera los 65 años, y a las puertas de que BBVA iniciara una investigación interna para conocer si se produjeron posibles hechos irregulares en el marco de los contratos con Villarejo.

La Audiencia Nacional también investiga a BBVA desde entonces, y esta semana ha abierto una segunda pieza separada sobre el banco.

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