
Francisco González llegó hace más de 20 años al sector bancario, pero no era un ajeno al mundillo financiero. Acababa de vender su firma de bolsa, FG Valores. Una llamada del entonces recién elegido Gobierno del PP cambió su vida por completo al ser nombrado presidente de la entonces pública Argentaria, allá por 1996. Ahora ha hecho oficial su marcha dejando BBVA en manos de Carlos Torres.
Desde entonces han pasado más de veinte años y el banco en el que desembarcó nada tiene que ver. Ha crecido y se ha transformado. Pero también ha vivido momentos convulsos de los que el ejecutivo de Chantada ha sobrevivido. En los primeros años materializó la privatización de Argentaria, la fusión de esta con el Bilbao Vizcaya, la salida del clan de los Neguri -entre ellos Emilio Ybarra-, el intento fallido del Gobierno de socialista de Rodriguez Zapatero y Sacyr para controlar el ya BBVA y la crisis que empezó en 2007.
Siempre que puede pone el énfasis en la digitalización y las amenazas que sobrevuelan al sector
En todo este tiempo y, sobre todo, en los últimos ejercicios su mandato se caracterizado por una gestión prudente, sin que por ello haya tenido aventuras poco rentables, con una marcada línea en solitario sobre la posición del sector, que le ha llevado a decir en muchas ocasiones no. Por ejemplo, dijo no a la participación de BBVA en la salida a bolsa de Bankia y dijo también no a una inversión en el banco malo, dos de los proyectos liderados por los Gobiernos anteriores para intentar calmar a los mercados en plena inbcertidumbre.
De hecho, en una de sus últimas apariciones públicas, cuando dejó claro que dejaría su cargo al cumplir los 75 años, destacó que en toda su presidencia "nunca se había doblegado al poder".
De carácter fuerte y determinante, González ha iniciado la transformación tecnológica. Esta ha sido su particular lucha, pero los cambios han ido más lentos de lo que el propio banquero pudo prever hace ya más de diez años. Eso sí, por medio ha tenido que luchar contra la crisis. Siempre que puede pone el énfasis en la digitalización del sector y las amenazas que sobrevuelan sobre el sistema por los gigantes de internet. A veces más que un banquero parece un ingeniero tecnológico por sus discursos tan técnicos.
Las últimas apuestas personales de González han sido un fracaso y su marcha responde al fiasco en Turquía
En sus años de presidencia el banco vasco ha conseguido dominar en México, un país en el que decidió invertir no él, sino los directivos procedentes del Bilbao Vizcaya. Ha entrado de lleno en los estados del sur de EEUU, en Argentina, en Colombia y en algún otro país suramericano. En todos estos mercados el banco ha desembolsado cuantiosas cantidades de dinero y en todos está logrando rendimientos importantes.
Pero las últimas apuestas personales de González han sido un fracaso absoluto y el adelanto de su marcha responde en parte a las posibles consecuencias para el grupo por la inversión millonaria en Turquía, un país que lucha ahora por mantenerse en pie. Años antes, la entidad tuvo que salir de China por la puerta de atrás, a pesar de que en infinidad de ocasiones el propio banquero sostenía que quién no estaba en este mercado asiático no estaba en el mundo.