Banca y finanzas

El test del BCE abre la puerta a más exigencia de capital, pero no al crédito

  • Aún hay presiones regulatorias, como las que analizará el G-20 en noviembre

La publicación de los test de estrés no supondrá un cambio sustancial en las estrategias de las entidades españolas y la mayor parte de los expertos coinciden en señalar que el flujo del crédito no variará sustancialmente en los próximos meses. Análisis | Los test de estrés ya son historia, ¿y ahora qué?

El examen abre ahora la puerta al cumplimiento de mayores requerimientos de capital ya definidos y otros que podrían aprobarse en breve, que seguirán presionando a la banca.

Los analistas y el sector consideran que estas exigencias y la falta de demanda solvente ante la débil recuperación impiden que se vaya a producir un revulsivo en la apertura del crédito.

El gobernador Luis María Linde avisó el domingo a todas las entidades de que no se relajen, a pesar del aprobado general con nota, y que continúen aumentando sus niveles de solvencia. El subgobernador Fernando Restoy insistió en este mensaje al sostener que la normalización reflejada en los exámenes "no permite relajación alguna", debido a los "importantes" retos que las entidades deberán afrontar en el futuro, la mayor parte derivados del "sensible aumento" de las exigencias regulatorias.

A partir de ahora, la banca tendrá que ir cumpliendo con la normativa europea y de Basilea III, que no sólo eleva sobremanera los colchones de capital de primera categoría, sino que requiere la existencia de unos mínimos de, al menos, el 1,5% de recursos propios de categoría algo inferior, conocido como Tier 1 Adicional, compuesto por distintos instrumentos de absorción de pérdidas, como bonos convertibles.

Medidas adicionales

Pero a mediados de diciembre la cumbre del G-20 debatirá una propuesta para elevar esta hucha significativamente en las entidades consideradas sistémicas, entre ellas el Santander y BBVA, pero que el mercado demandará para el conjunto, como ha sucedido en el pasado. La cumbre determinará si el nivel de solvencia capaz de asumir quebrantos -acciones, reservas, preferentes, convertibles y deuda subordinada, principalmente- alcance al menos un mínimo del 16% de los activos ponderados por riesgo, frente a menos del 12% que exige Basilea III. No se descarta que se requiera un 20%, sustentado principalmente en el incremento de los recursos de segunda categoría.

El gestor del Henderson Horizon Euro Corporate Bond Fund, Chris Bullock, hacía ayer hincapié en esta nueva exigencia en un resumen sobre las consecuencias de los test de estrés del BCE. Señalaba que hasta la concreción de estos parámetros, denominados TLAC, dentro de una quincena y su puesta en marcha, los mercados demandarán sobre todo deuda subordinada, ya que el panorama es propicio para este tipo de productos.

Un importante banquero español apuntaba a este periódico que a lo largo de 2015, como consecuencia de toda esta regulación, la deuda subordinada y las convertibles serán los instrumentos que la práctica totalidad de las entidades lanzarán para reforzar su solvencia. "Habrá emisiones masivas de este tipo", indicó. Un proceso que comenzó a principios de 2014, pero que se impulsará y afianzará el ejercicio que viene.

Aversión al riesgo

El mismo ejecutivo sostenía que el hecho de que haya más exigencias de capital frenará el crédito y las entidades seguirán con niveles elevados de aversión al riesgo, a pesar de que hay voluntad y necesidad de prestar para elevar la rentabilidad del sector. Eso sí, destaca que todavía no hay una demanda solvente relevante y la que hay está suficientemente cubierta.

La semana pasada la presidenta del Santander, Ana Botín, se refirió también a los problemas de un exceso de regulación. "Necesitamos encontrar el equilibrio adecuado entre objetivos que compitan entre sí: reforzar el capital y la liquidez; reducir la complejidad; facilitar la resolución de entidades; y mejorar el gobierno corporativo, todo ello permitiendo que los bancos contribuyan al crecimiento", reivindicó en un foro nutrido de autoridades regulatorias.

Esta contribución se basa, principalmente, en la concesión de créditos, que no se verá del todo impulsada hasta que no haya una normativa clara y una recuperación económica afianzada, según explicó la banquera.

"No campanas al vuelo"

Estos dos parámetros también fueron ayer destacados por la práctica totalidad de los analistas. Desde la Fundación de Cajas (Funcas) remarcaron que "no hay que lanzar las campanas al vuelo" sobre la posibilidad de que a partir de ahora el flujo de los préstamos vaya a subir sustancialmente como consecuencia de los buenos resultados cosechados en los test de estrés.

A juicio del investigador y director de Estudios Financieros de Funcas, Santiago Carbó, la concesión de financiación a las pymes y a las familias depende de muchos otros factores, informó Servimedia.

Esta misma visión es compartida por otros expertos que, aún así, sí sostienen que la publicación de los exámenes de resistencia eliminan un corsé al sector bancario, que ha estado a lo largo de este año muy cuidadoso en la aprobación de préstamos como consecuencia de toda la revisión de sus carteras llevada a cabo por las autoridades supervisores del Viejo Continente.

Esta tesis fue defendida por el subgobernador, en una comparecencia ayer, en la que indicó que los test de estrés sólo "facilitan que se restaure la normalidad en la contención de los flujos de crédito en los países europeos".

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