
Mientras el fondo Lone Star dilucida si quiere desinvertir en el portugués Novo Banco con su salida a bolsa o con la venta a un tercero, los potenciales interesados se mueven. CaixaBank se ha armado de asesores para decidir si puja por una entidad que duplicaría su dimensión en el mercado vecino. La transacción, que podría oscilar entre los 3.000 y 7.000 millones de euros, se tropieza, sin embargo, con objeciones por parte del Gobierno luso.
La entidad catalana habría contratado a Morgan Stanley y a Deloitte para realizar las correspondientes valoraciones y decidir, llegado el caso, si puja por la entidad lusa, según bancos de inversión citados por Vozpópuli y El Confidencial. Preguntados por este proceso, fuentes oficiales de la entidad y del fondo americano declinaron realizar comentarios.
CaixaBank tiene una gran franquicia en el vecino mercado desde que en 2017 compró BPI y si agregase el cuarto banco del país casi duplicaría su dimensión, alcanzaría una red de sucursales unificada próxima a las 600 oficinas y con un 20% de cuota de mercado.
Un tercio del mercado
CaixaBank, como también el Santander, llevan años en todas las cábalas sobre potenciales postores por Novo Banco, aunque no son una opción óptima para el Ejecutivo luso como ha dejado patente en diferentes ocasiones. La última, esta semana.
El ministro luso de Hacienda, Joaquim Miranda Sarmento, se pronunció este miércoles contra la creciente presencia de la banca española allí y subrayó que no es deseable que haya una excesiva concentración del mercado en bancos de un solo país. En entrevista con la cadena de televisión RTP 3, recordó que la banca española ya representa algo más de un tercio del mercado luso y, "por una cuestión de concentración y dependencia, ese valor no debería aumentar". "Siempre que hay una concentración excesiva en un segmento determinado tenemos problemas de competencia", aseveró.
El responsable de Hacienda agregó que la decisión sobre el destino de Novo Banco la tomará su mayor accionista, el fondo estadounidense Lone Star: "Si decide vender, pondrá el banco en el mercado y los compradores presentarán potenciales ofertas". Aun así, sin poner en cuestión las reglas del mercado, reiteró que "sería bueno que la presencia de la banca española no aumentara", aunque no tiene "nada contra ella".
Lone Star es dueño del 75% del cuarto banco portugués y el 25% restante se encuentra, precisamente, en manos del Gobierno de manera directa e indirecta. El fondo estadounidense contrató a Deutsche Bank para explorar una potencial desinversión parcial este año a través de una oferta pública de venta (OPV), que ha defendido siempre como su primera opción.
Se trata de la solución apoyada por el consejero delegado de Novo Banco, Mark Bourke, porque preservaría su independencia. El banquero desvelaba precisamente a principios de este mes que el proceso estaba muy avanzado, y cuenta con BNP Paribas, Jefferies y Keefe, Bruyette & Woods como coordinadores para dar el salto al parqué.
La inestabilidad de los mercados ha puesto, sin embargo, sobre el tapete la alternativa de una venta a otro inversor, que resolvería la salida de Lone Star (en la salida a bolsa se apuntó que colocaría entre el 20 y 30% del capital de Novo Banco).
Más allá de CaixaBank, otros nombres han sido vinculados a Novo Banco. Uno es Santander que, en los últimos meses, llegó incluso a abrir la puerta a una posible adquisición de su rival si salían los números. Otro potencial interesado es el grupo bancario francés BPCE, al que pertenece el banco de inversión Natixis, y que desembarcaría así en Portugal.
Opción nacional o foránea
En las cábalas se han colado también opciones nacionales. BCP se desmarcó mientras que la entidad pública portuguesa Caixa Geral de Depósitos (CGD), el mayor banco del país por activos, sí mostró apetito. Su primer ejecutivo, Paulo Macedo, reconocía ayer mismo el interés: "Nos interesan las operaciones que puedan aportar sinergias a Caixa, que puedan aportar valor. Esto significa que estamos analizando esta posibilidad", dijo, además de señalar que no sería "sano" para Portugal tener el 50% de su sector bancario en manos españolas.
La compra por parte de Caixa General sería la que, de momento, encontró el mayor plácet del Gobierno portugués, ya que preservaría una mayor cuota del mercado bancario dentro del país. Aun así, Macedo dijo que ve poco factible una compra del 100% de la entidad, ya que alcanzaría una cuota de depósitos del 40%. Su interés sería, sobre todo, de poder adquirir el negocio con empresas de Novo Banco.
Aunque es una opción que gusta al Gobierno, el ministro de Finanzas explicó el miércoles que las decisiones de la entidad las toma su equipo de gestión y no el Gobierno. "Si la Caixa analiza las condiciones de mercado y entiende que puede hacer una propuesta, por su cuenta o con otro banco, por Novo Banco, tendrá que presentar esa propuesta al accionista y éste tendrá que pronunciarse", indicó.
A pesar de la incertidumbre que rodea el devenir de Novo Banco, una salida a bolsa o una posible venta se sumaría a la ola de operaciones bancarias en toda Europa, como la reciente venta de la filial polaca del Santander a Erste y las opas BBVA-Sabadell y UniCredit-BPM pendientes de resolución.
Un banco rescatado por el Gobierno
Novo Banco nació en 2014 tras la quiebra del Banco Espirito Santo (BES), que en su día fue el mayor banco de Portugal por capitalización bursátil y recibió un rescate de 5.000 millones por la exigencia del supervisor de que aumentase su capital tras la revelación de posibles pérdidas en préstamos vinculados a empresas del Grupo Espirito Santo, de propiedad familiar.
Se gesta con sus activos buenos, que el banco central portugués transfirió a Novo Banco. Lone Star, liderada por el multimillonario John Grayken, acordó entonces inyectar 1.000 millones en la entidad al adquirir su participación mayoritaria en el banco en 2017. La entidad registró sus primeros beneficios en 2021. En 2024, obtuvo un resultado neto de 744,6 millones.