Madrid
El fondo Lone Star explora la venta de su participación del 75% en el banco portugués Novo Banco. Una operación que atrae a CaixaBank, que ya se arma de asesores y prepara una oferta de 3.000 millones por la entidad. El interés del banco español es lógico, ya que la compra le permitiría dar un salto de gigante en el país vecino. No obstante, la compra se antoja difícil para CaixaBank. A ello contribuye principalmente el rechazo del Gobierno portugués (que tiene el 25% del capital de Novo Banco) a la operación al considerar excesivo el peso que la banca española tiene en el territorio. Un ejercicio de proteccionismo desnortado en un contexto en el que Bruselas pide fusiones transnacionales de bancos y que puede frenar las legítimas aspiraciones de Caixa de crecer en Portugal.
