
Santalucía afloró un 3,5% en el capital de Unicaja y proyecta superar ligeramente el 5%. Se trata de un movimiento de clara apuesta por el socio estratégico y el negocio que ambos ruedan desde 2017, con numerosos precedentes en la actividad bancoaseguradora: Allianz con el Banco Popular, Generali en el Banco Central Hispano, MetLife con Banco Santander; Grupo Mutua con CaixaBank y El Corte Inglés y Mapfre en Caja Madrid son los ejemplos más claros en el panorama nacional, y no difieren de posiciones análogas en mercados vecinos.
Otras aseguradoras, con estrategias de negocio equivalentes y filiales igualmente comunes para operar negocios, no han dado tal salto como ocurre con Mapfre y Aegon, proveedores exclusivos de Santander; Allianz con BBVA o Zurich con Sabadell.
No hay fórmula única, pero sí la coincidencia que en las incursiones accionariales se traslada al mercado un compromiso a largo plazo con el negocio y el respaldo sin fisuras, en ocasiones en momentos claves para el socio. Situarse en el 'núcleo duro' ayudaría, a ojos de expertos consultados, a estrechar además la cercanía con una cúpula con la que trabajan para maximizar los negocios conjuntos.
En algunos casos, incluso, permite supervisar desde un consejo de administración el alineamiento de las estrategias y resolver al instante cualquier fricción de integración o en el día a día de la comercialización del producto.
Hace años que Santalucía entró en el capital de Unicaja, pero su último refuerzo coincidió este verano con la salida de Oceanwood, antiguo accionista de Liberbank y que colocó de forma acelerada su 7,06% de participación en medio del proceso de sustitución de Manuel Menéndez por Isidro Rubiales como primer ejecutivo del banco. Aunque su refuerzo se desvincula del momento, el mercado sí lo recibió como un respaldo al negocio conjunto que, eventualmente, podrían explorar ampliar en otros ámbitos en el futuro.
Uno de los casos más paradigmáticos lo ha protagonizado Grupo Mutua en CaixaBank, con quien gestiona la mayor alianza bancoaseguradora del país, y con El Corte Inglés, el acuerdo más singular de estas características por ser con unos grandes almacenes y no con un socio financiero. En 2016, Mutua compró un 2,13% del banco cuando Criteria colocó un 9,9% de CaixaBank dentro de la reducción de participación exigida por el Banco Central Europeo (BCE) para que pudiese desconsolidar el banco filial del holding y no tener que almacenar las ingentes huchas de solvencia exigibles de no dar tal paso.
Mutua actuó como 'inversor ancla' de la colocación y su presidente, Ignacio Garralda, entraría un año después en el consejo de administración a título personal y por invitación del banco, aunque dejaría posteriormente el sillón para facilitar la reconfiguración del consejo con la fusión de Bankia. Saldría del capital en 2022 con un talón de 406 millones por la venta de las acciones -128 millones en plusvalías- que redirigió a financiar la alianza con El Corte Inglés donde, de nuevo, compró un 8% del capital y Garralda es consejero.
Mapfre, en cambio, invirtió 281 millones en la salida a bolsa de Bankia que desaparecieron con la nacionalización de la entidad. La alianza con la antigua Caja Madrid se remontaba a 2000 -se disuelve cuando CaixaBank fusiona Bankia, previo pago de millonarias compensaciones-. Llegaron a tener consejeros cruzados y la incursión en el capital por parte de Mapfre en el banco trasladó el mensaje de respaldo en la que ha sido la salida a bolsa más complicada vivida en España.
El ejemplo más antiguo sea quizá el de Allianz que desde el principio invirtió en el Banco Popular como parte del acuerdo rubricado en 1988 (ya entonces compró un 3,8%). En el año 2007 la aseguradora alemana copaba más del 9% del banco y escaló la participación hasta el 9,9%, apoyando posteriormente al Popular cuando efectuó ampliaciones de capital para sanear el balance y atender al creciente requerimiento de solvencia. La inesperada resolución del banco dejaría en nada su participación accionarial. El Santander le pagó 935 millones por liquidar su alianza en el Popular.
Las primeras alianzas en bancaseguros sí incorporaban con más frecuencia la incursión accionarial. MetLife, por ejemplo, tomó una participación en un Banco Santander previo a desatarse la fusiones entre los grandes bancos y Generali hizo lo mismo con Banco Central Hispano. Con la fusión de ambos grupos y reordenación de las filiales aseguradoras y de pensiones conjuntas, MetLife controlaba aún un 0,7% del nuevo grupo y Generali el 2%.
El entonces BSCH (primera denominación del Santander y BCH fusionados), era a su vez propietario del 4% de MetLife. Generali proyectó, mucho tiempo después, repetir la estrategia con el Grupo Cajamar y comprar un 3,85% de su Banco de Crédito Cooperativo (BCC), sin llegar a materializarle tras decidir derivar dicha inversión al propio negocio.
En general, las compañías aseguradoras son los grandes inversores institucionales en todos los países, con vocación de largo plazo en sus apuestas y sin afán especulativo alguno. Su estrategia tiene mucho que ver con que acometen las inversiones para alocar las aportaciones de clientes y dan respaldo a los compromisos que adquieren con ellos.