
La transición climática tiene un coste para la banca que dependerá de cómo y cuándo se lleve a cabo. El Informe Bienal de riesgos del cambio climático para el sistema financiero 2023 elaborado por la Autoridad Macroprudencial del Consejo de Estabilidad Financiera, estima que en caso de una transición desordenada la banca nacional podría perder hasta 1,3 puntos de rentabilidad en tres años –0,8 puntos de media entre las diferentes tipologías de entidades financieras–.
En un escenario de transición ordenada tampoco se salvarían las caídas de rentabilidad, si bien estas se quedarían contenidas, de media, con una pérdida de 0,2 puntos –levemente menor para las entidades con presencia internacional y de alrededor del 0,3 para aquellas que son menos significativas–.
Esta institución, compuesta por miembros de CNMV, el Banco de España y el Ministerio de Asuntos Económicos, entre otros, asume como transición desordenada un escenario en el que no se llevan a cabo medidas para fomentar la transición energética hasta 2030, momento en el que la implementación de estas genera un incremento abrupto de los precios de emisión del CO2. Por ello, la perturbación produce un incremento elevado del coste de utilización de los combustibles fósiles, con el petróleo y el gas como aquellos que tienen mayor impacto sobre la economía española.
Impacto en capital
El impacto en la rentabilidad no sería el único en caso de una transición climática desordenada. El citado estudio también afecta al capital, entendido como CET 1, que en el agregado del sector bancario se reduciría en 1,2 puntos porcentuales al final los tres años del ejercicio, si bien se puntualiza que las entidades mantendrían un nivel de solvencia agregada suficiente para cumplir con los requerimientos regulatorios prudenciales.
La reducción en la ratio CET1 ante el escenario de transición desordenada se debe fundamentalmente a las mayores pérdidas por deterioro de crédito de los préstamos al sector privado y la pérdida de valor de mercado de las exposiciones soberanas. El empeoramiento de la calidad del crédito de las empresas sería, en general, más notable en aquellos sectores más afectados por el aumento de los precios de las emisiones de CO2 y de los combustibles fósiles.
Desde la banca, aprovechando los Diálogos con el sector bancario por el progreso económico y social organizados por AEB, CECA y UNACC ayer, señalan que es necesario poner sobre la mesa una definición clara de transición. Así se mostraron los representantes del sector que argumentaron que esta debe comenzar a hacerse cuanto antes a todos los niveles. "Tenemos una métrica homogénea para las compañías", apuntaron desde BBVA CIB, mientras que otras entidades como Abanca recuerdan que mientras las grandes entidades sí tienen sendas de descarbonización claras, el caso de las pymes es completamente diferente. "Tres de cada cuatro empresas de menos de 50 trabajadores no tienen ni prevén tener un plan de sostenibilidad", recordaron desde Abanca.