Banca y finanzas

La inflación y la siniestralidad bajan la rentabilidad del seguro a cotas de 2020

  • El beneficio del sector cae un 10,4% en el primer trimestre con desplomes del 74% en autos
  • El negocio de salud incrementa el beneficio un 76,7% y el ramo de vida lo hace un 16,5%

El sector asegurador no es inmune a la situación económica. La rentabilidad de la industria en España, medida sobre recursos propios (ROE), se situó en marzo en el 2,85%. Supone su menor cota desde el ejercicio 2020, por culpa de un aumento de los precios que reduce los márgenes de las compañías al encarecer sus costes por siniestros en un entorno, además, de desaceleración económica.

Se trata de un ratio que siempre va a más a lo largo del ejercicio y fácilmente superará los dos dígitos al término de 2023 -la industria aseguradora elevó, por ejemplo, la tasa el pasado año desde un 3,25% al 13,3%-, pero la dilución experimentada en el arranque del año refleja el fuerte impacto que sufre el sector por el desbordado IPC y que también queda en evidencia cuando se pone en relación la pujanza del negocio con el beneficio cosechado.

La facturación de las compañías creció un 25,5% interanual en el primer trimestre, con 21.880 millones de euros ingresados por primas gracias a una expansión del 57,3% en el ramo de vida (aportó 10.268 millones) y del 6,4% en las coberturas de no vida (sumaron 11.601 millones). Sin embargo, el beneficio del sector disminuyó un 10,4%, hasta 1.186 millones, conforme a datos de ICEA, servicio de estudios e informes del sector, arrastrado por el negocio de automóviles y mutirriesgos (hogar, comunidades, etc). Son datos de la cuenta técnica, que refleja la actividad pura de seguros, sin incorporar los resultados financieros o generados por otros negocios y que suelen mejorar la última cifra.

El mayor revés lo acusa la actividad de automóviles, que en marzo vio desplomarse un 73,9% el resultado técnico, hasta 46 millones; mientras que en multirriesgos descendió un 54,6%, dejando su ganancia en 72 millones. En el otro extremo se situó el ramo de salud, que agregó 97 millones a la cuenta, con una expansión del 76,7%, y la actividad en vida, con crecimientos del 16,5%, y una aportación de 811 millones.

La inflación y el endurecimiento de la política monetaria influyen de manera decisiva en el negocio. La subida de tipos de interés y que la banca continúe renuente a lanzar depósitos remunerados ha dado la oportunidad a las compañías de ofertar productos con rentabilidades garantizadas que impulsaron hasta marzo un 77,8% el volumen de negocio en vida ahorro.

El ramo de salud mantiene a su vez el impulso que viene experimentando desde que la pandemia del Covid y que empujó al ciudadano a suscribir coberturas privadas para mejorar su atención sanitaria y va camino, de hecho, de desbancar al seguro de autos como mayor aportador de negocio. La recaudación por primas del ramo sumó entre enero y marzo 2.817 millones, con un crecimiento interanual del 7,7%; frente a los 3.105 millones generados en pólizas de automóvil, que también crecieron, pero a un ritmo ligeramente inferior, del 4,7%.

Autos es, precisamente, el ramo que mayor presión sufre en el actual escenario por la confluencia de un repunte de la siniestralidad derivada simplemente del mayor uso de los vehículos y el fuerte encarecimiento en todos los daños cubiertos. De acuerdo con los datos de ICEA, la siniestralidad del ramo escaló desde el 73,35% sobre primas al 76,77% en el periodo analizado. Las reparaciones resultan mucho más costosas por el incremento de los precios y el sector ha tenido que encajar además un aumento del 8,5% en las tarificaciones que fija el baremo de autos para los daños personales en accidentes. Otro factor que no ayuda es el envejecimiento del parque de vehículos asegurados. Cuenta con una vida media de los coches de 13,9 años frente a los 7,6 de 2006. Esta situación reduce, por un lado, los ingresos porque se contratan menos pólizas a todo riesgo y más a terceros y, por otro, aumenta el riesgo a que se registren accidentes por la vejez de los vehículos.

La situación ha cogido a las compañías con los precios más bajos en autos de la última década por la fuerte rivalidad existente en el sector, aunque la situación está obligando a revisar las tarifas. Según ICEA, "las entidades han comenzado a trasladar a los precios, aunque solo parcialmente" el auge de la siniestralidad y sus costes.

A foto fija, el ratio combinado o termómetro que mide cuánto devoran los gastos de explotación por la siniestralidad de los ingresos recaudados es deficitario. La tasa se ha situado en el 100,93% y eso significa que las compañías gastan 0,93 euros más de lo que recaudan con las pólizas de sus clientes. Aunque el proceso de revisión de tarifas está en marcha y alguna de las grandes ha transparentado, incluso, el aumento de precios fijado a clientes, la realidad es que la recuperación será progresiva y la presión se mantendrá durante un tiempo porque la actualización o no de tarifas solo puede realizarse a medida que el cliente debe renovar pólizas mientras que el aguijonazo de los costes ha sido inmediato.

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