
Tras la divulgación de la letra pequeña del impuesto del Gobierno a la banca, las entidades han comenzado a realizar las primeras aproximaciones de impacto. En caso de BBVA su consejero delegado, Onur Genç, estimó este viernes que drenará unos 250 millones de euros este año, aunque se mostró cauto porque el texto está aún en borrador y podría sufrir cambios en el trámite parlamentario.
Si bien reconoció que habrá que esperar a tener los detalles definitivos, dejó la puerta abierta a recurrirlo. "Tenemos la responsabilidad de explorar todas las alternativas, incluyendo también la judicial", manifestó durante la presentación de resultados del banco que, hasta junio, ganó 3.001 millones de euros, un 57,1% más, pese a que Turquía redujo un 83,85% su contribución al aplicar la contabilidad por hiperinflación.
A juicio del banquero, el principal perjudicado del gravamen será el país. "No es bueno para España", aseguró, aludiendo a tributos similares aplicados al sector financiero en otras geografías sobre los que se han realizado análisis y "se ve que gravar a los bancos, básicamente, lleva siempre a menos inversión y menos crecimiento".
Genç coincidió con otros banqueros en que reducirá la financiación. El consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, cifraba ayer en 50.000 millones la merma en financiación si esos 3.000 millones que quiere recaudar el Gobierno en dos años con cargo a la banca drenasen una cifra idéntica de capital.
El banquero de origen turco criticó que se crea un impuesto para un sector que "no genera externalidades negativas", lo que no tiene sentido porque los tributos para un sector se acuñan cuando se quiere reducir su dimensión y aquí se debería hacer justo lo contrario.
"Lo que hay que hacer es intentar promover a la banca", expuso, convencido de que "no es el momento de imponer estos impuestos porque estamos en un momento de mucha incertidumbre", con subidas de tipos de interés que pueden afectar a una evolución cuyo potencial ya ha rebajado de manera drástica el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En su opinión, "en estos momentos de incertidumbre hay que defender al sector bancario" y además también porque "España tiene que crecer" y necesita que se fomente la financiación para lograr la autosuficiencia energética.
La consecuencia directa será que "nos va llevar a una situación donde financiaremos menos inversión, por ejemplo, en esos paneles solares, y en esa inversión que necesita el país", en lugar de gastarlo "en otras cosas" a costa de tener "menos crédito", resumió.
El consejero delegado rechazó la primera premisa con la que se ha justificado el tributo especial a la banca. "No estamos viendo beneficios extraordinarios", indicó y señaló que "lo que sí es extraordinario es la situación vivida en los últimos años con intereses negativos".
Bajo ese escenario indicó que la rentabilidad sobre recursos propios del sector (ROE) ha estado en el -1,1% en el periodo de 2011 a 2021 cuando la industria "debería tener una rentabilidad de doble dígito" ya que el mercado pide alrededor de un 10%. En 2021 y, pese a la mejora, refirió que estuvo en el 6%, todavía inferior a ese umbral de capital.
"Todos tenemos que estar unidos y remar en la misma dirección", demandó, insistiendo en que "los intereses son los mismos para una entidad y una economía" porque "lo mejor para un banco en un país es que el país crezca".