Alvarez & Marsal analiza con la banca la posibilidad de unificar la red de cajeros automáticos en una infraestructura común al estilo de las existentes en Suecia, Holanda, Francia, Bélgica o, incluso, Portugal. El proyecto lo presentó la firma de servicios profesionales en un foro bancario donde se invitó a expertos a exponer ideas y tendencias, y ha pasado a una fase posterior de rondas explicativas con las diferentes entidades y operadores del sector y en agenda tiene pendiente además un encuentro con el Ministerio de Asuntos Económicos para exponer el proyecto.
En Alvarez & Marsal deslizan que el planteamiento ha sido acogido con vivo interés por una de las redes de cajeros y convence a diferentes entidades que supeditan dar el salto a que "tenga una masa crítica suficiente para que tenga sentido lanzarlo", algo donde la posición del procesador podría ser determinante. Si no aunase a todo el sector pero decide rodarse por alcanzar una dimensión mínima quedaría abierto al posterior enganche de las que se desmarcasen en un arranque.
"Hemos visto que en otros países han dado el paso y en España probablemente también tenga sentido, al menos, explorarlo porque las entidades financieras que históricamente han tenido cada una su red de cajeros poco a poco se están dando cuenta de que es una infraestructura costosa, que requiere muchas inversiones, mucha adaptación de software, de tecnología, seguridad, etc; que cada una tiene que hacer a pulmón", explica Eduardo Areilza, Senior Director de Alvarez & Marsal.
Se trataría de una red integrada, donde los terminales ya no serían propiedad individual de un banco sino de una sociedad o filial conjunta o de un socio industrial, y que podría ordenarse y optimizarse mucho más al no contar de dueños por terminales. Areilza recuerda que la disposición actual de los terminales "crecía o decrecía a medida que lo hacían las sucursales, al estar muy pegadas a ellas, sin aprovechar otro tipo de ventajas como ubicarlos donde más gente los pueda usar" o establecer redes diferenciadas según entornos rurales, urbanos, etc.
Si bien reconocen que lanzar proyectos conjuntos en un sector donde las entidades "se miran muy de reojo" no es fácil, apuntan que hoy el cajero es menos crucial en las estrategias al haberse acelerado la penetración de la tarjeta en los pagos en detrimento del efectivo.
En el primer trimestre del año se abonaron compras directas con tarjetas por valor de 50.214,80 millones de euros y dicha cifra presentó un aumento interanual del 28,07%, mientras que la disposición de efectivo limitó su avance al 10,63% y por una cuantía total de 26.733,17 millones, conforme a las estadísticas del Banco de España.
El efectivo pierde terreno
La cifra de extracciones continúa siendo muy relevante, pero ha mutado por completo el panorama frente a la situación de hace pocos años donde el manejo del cash barría por completo al pago directo con tarjeta. Hasta 2015 se extraía más dinero en efectivo que el empleado en pagos con dinero de plástico y hoy es casi la mitad.
Para el Managing Director de Alvarez & Marsal, Pablo Sainz de Terreros, el proceso sería asimilable al que vivió el mundo de las telecos "hace diez o quince años", con la compartición de redes de telecomunicaciones que empezó por el tema móvil y que en un inicio también se tropezó con que "todos los incumbentes lo veían como una ventaja competitiva". "Cuando no había cobertura igual de buena en todos lados fue cuando se empezó a plantear por un tema de erosión de márgenes fundamentalmente. Los dos players más consolidados no lo veían con buenos ojos y fueron los challengers los que empezaron a compartir redes. Ese fue un movimiento donde se unieron todos los demás", explicó.
La idea sería similar: que la red pase a ser una commodity que comparta el sector para dar servicio a todos los clientes, con terminales que operen como una marca blanca donde cada entidad pueda ofrecer todos sus servicios desde los diferentes terminales como si fuesen aún propios. "Al final, el cajero es como un terminal, es como un iPhone o un Android y las variantes de acceso serían aplicaciones sobre él", ilustra Sainz de Terreros.
Al cierre de marzo había 46.473 cajeros automáticos instalados en España. La cifra ha caído un 8% desde que se declaró la pandemia
"También hay un componente social y de llevar el servicio financiero a todas las partes del país, incluída la España vaciada", observa José Luis Ortega, Managing Director de la firma, en la medida de que una red única permitiría optimizar el despliegue de terminales y cubrir los municipios con más lógica, evitando aglomeraciones de cajeros en unas zonas, en detrimento de otras. A título de ejemplo, exponen que hay municipios que agrupan 6-8 cajeros en zonas céntricas o turísticas, sin ningún terminal que dé servicio en un radio de bastantes kilómetros.
En algunos países indican que algunos servicios más sociales han decidido suministrarlos gratis o subvencionados, siendo el cobro en otras prestaciones. El modelo, agregan, tiene la ventaja añadida de que "puedes abrirlo a terceros", e incluir nuevas prestaciones como podría ser convertirlo en un punto de contacto también con la administración pública, con los hospitales, etc. "El cajero es una infraestructura que puedes ponerla al servicio del ciudadano, independientemente de si estás aplicando servicio financiero o no y si la red está logísticamente bien distribuida, tiene ese valor como plataforma", refieren.
Al cierre de marzo había 46.473 cajeros automáticos instalados en España. La cifra ha caído un 8% desde que se declaró la pandemia coincidiendo con el mayor recurso del ciudadano a los pagos con tarjetas. Su red ha ido menguando a medida que el pago directo se abría camino frente al efectivo y en paralelo a los cierres de sucursales. Con todo ha desaparecido un 24,6% de los terminales que existían en 2008, pero mientras tanto han clausurado un 59,7% de las oficinas bancarias.