El funeral del Papa Francisco, que se ha celebrado este sábado 26 de abril, ha congregado a numerosos mandatarios y líderes políticos. Entre los asistentes, destaca la presencia de Donald Trump, quien ha acaparado el foco mediático en varias ocasiones durante la jornada.

El funeral del Papa Francisco en la plaza de San Pedro del Vaticano es más que el último adiós al pontífice. Se trata de una cumbre política y mundial, en la que líderes de todas las latitudes se han reunido para rendir homenaje al Santo Padre, quien tras 12 años al mando de la iglesia católica, falleció el pasado lunes, 21 de abril, a causa de un ictus y un colapso cardiocirculatorio irreversible.

La ausencia que más ha llamado la atención entre las personalidades que este sábado 26 de abril no han asistido al funeral por el Papa Francisco en la basílica de San Pedro es la de Máxima Zorreguieta. Por mucho que se supiera, la ausencia de la argentina y reina consorte de los Países Bajos en el funeral por su compatriota es un hecho muy comentado.

En una jornada histórica marcada por la solemnidad y la emoción, el funeral del Papa Francisco ha dejado escenas que ya forman parte de la memoria colectiva. Una de ellas, especialmente comentada, ha sido el momento en que el rey Felipe VI se persignaba con recogimiento, mientras a su lado, doña Letizia, firme en su costumbre, optaba por no santiguarse.

El luto riguroso domina el protocolo de vestimenta. Doña Letizia, acorde a la tradición, luce un sobrio atuendo negro, complementado con la clásica mantilla, símbolo de respeto y solemnidad en actos religiosos de esta magnitud. La despedida de Francisco no solo será recordada por su carácter multitudinario —el más masivo en la historia reciente de la Iglesia—, sino también por la imagen de unidad que proyectó. Una jornada que marca el final de una era para millones de católicos y deja el legado de un Papa que supo ganarse el cariño del mundo con su sencillez, su compromiso con los más vulnerables y su incansable impulso de reformas dentro de la Iglesia. La Ciudad del Vaticano vive este sábado una jornada histórica y cargada de emoción. A las diez de la mañana, bajo un cielo claro y una Plaza de San Pedro abarrotada de fieles, comienza el funeral del papa Francisco, fallecido el pasado lunes 21 de abril a los 88 años a causa de un derrame cerebral.

Virginia Giuffre, la mujer que demandó al príncipe Andrés y Jeffrey Epstein, una de las voces más visibles contra el depredador sexual y su red de poderosos cómplices, falleció este jueves en su granja de Neergabby, Australia Occidental. Tenía 41 años. Según ha confirmado su familia en un comunicado, la causa de la muerte fue el suicidio, consecuencia de los traumas y las profundas heridas que arrastró tras una vida marcada por el abuso sexual y la explotación.

Cuando muere un Papa no solo se extingue una vida. Se cierra un ciclo que, en el corazón del Vaticano, representa mucho más que un nombre o una figura: cae el telón sobre una era de la Iglesia, y el mundo asiste en silencio al lento crepitar de los siglos. Esta vez, el Pontífice que se despide no fue un príncipe de la curia ni un teólogo de biblioteca, sino un pastor con acento porteño, que vino del sur del mundo a desordenar la casa de Pedro con gestos sencillos y un discurso de misericordia sin solemnidades.

Ya había caído la noche cuando los reyes de España han aterrizado en Roma. Vestidos completamente de negro en señal de respeto y duelo por el fallecimiento del Papa Francisco, Felipe y Letizia se han dirigido directamente a la Embajada Española, donde han sido recibidos con vítores y aplausos por un grupo de ciudadanos entre los que se encontraba el Padre Ángel. Ellos, agradecidos, han dedicado tiempo a saludarlos e incluso fotografiarse con algunos antes de retirarse a descansar.

La hija de Ortega Cano y la fallecida Rocío Jurado es uno de los flamantes fichajes de Mediaset tras la marcha de Isa Pi a TVE. La cadena ha promocionado a su nueva estrella este viernes en el programa de Santi Acosta y Bea Archidona, donde ha hablado a pecho descubierto sobre los traumas que arrastra a sus 29 años: desde la muerte de su madre al ingreso en prisión por su padre. Tras tocar fondo, Gloria Camila abandonó el foco mediático y se puso en manos de profesionales: "Me han diagnosticado un trastorno disociativo y trauma por abandono".

El robo al empresario mexicano Enrique Abascal en el hotel Wellington de Madrid ha sacudido a la jet-set madrileña esta semana y la tranquila existencia de Marta Hermoso, detenida el pasado mes de septiembre por su presunta implicación. La joven defiende su inocencia, pero los fantasmas del pasado (vecinas, compañeras de colegio...) aseguran que es amiga de lo ajeno desde hace años y que ha conseguido su nuevo status a golpe de ingenio y de bisturí.