El monarca británico despide uno de sus años más complicados en los que un diagnóstico médico en el mes de marzo rompió con su agenda laboral y también personal: el cáncer. Una enfermedad que también ha sufrido su nuera, Kate Middleton, y que los ha mantenido a ambos alejados de la primera línea durante meses. La esposa de Guillermo de Inglaterra anunció el fin de su tratamiento el pasado mes de septiembre, una suerte que no ha compartido el rey, pues deberá continuar con el mismo durante el 2025. Por eso, Carlos III ha querido romper la tradición del discurso navideño y poner el foco en lo verdaderamente importante con un cambio de escenario sin precedentes: la capilla Fitzrovia del Middlesex Hospital.