La epidemia siguió matando y sólo ahora parece retroceder
En el centro de la vieja Freetown, hay un árbol que ha sido testigo de la historia de la ciudad. Según la leyenda, en el año 1792 los primeros esclavos liberados que partieron de Estados Unidos para regresar a África, se reunieron alrededor del Cotton Tree para rezar. Tras esa oración conjunta, fundaron la ciudad. "Este es el centro del país, donde empezó Sierra Leona", dice Mutsapha Almert, 'Wizzy', vecino de la capital. Si durante la guerra civil, esa ceiba gigante fue testigo de las batallas callejeras, con niños soldado puestos hasta las cejas de cocaína mezclada con pólvora, hoy a su sombra se sitúan vendedores ambulantes y mendigos, muchos de ellos con miembros amputados durante el conflicto, que suplican por una moneda. Su tronco, rodeado por una valla con fotos del presidente del país y anuncios de una compañía telefónica, preside una intersección en ebullición, con cientos de personas, coches, motos y ruido de bocinas. Un cartel enganchado a una rama apunta a nuevas realidades: "El ébola es real".