Análisis
La deshonestidad, la inmoralidad, son consustanciales a la condición humana, nacen a la vez que nosotros, nos acompañan como la voz perversa de la conciencia (ángel frente a demonio).
La deshonestidad, la inmoralidad, son consustanciales a la condición humana, nacen a la vez que nosotros, nos acompañan como la voz perversa de la conciencia (ángel frente a demonio).
Es una sensación no por más conocida menos evitable: te sientes cansado, sin energía, encuentras dificultades para conciliar el sueño, se te hace cada vez más enojoso y mortificante el acudir al trabajo...
El nacimiento de nuevos autónomos, emprendedores que se lanzan a la aventura de crear su empleo, ha venido emparejado con el incremento de consultas relacionadas con el estrés y otros problemas vinculados a la gestión emocional derivados de esta actividad.
Cada ser humano encierra a un filósofo, a un librepensador. En ocasiones, además, el "atrévete a pensar" kantiano se nos queda corto, pues el razonamiento adquiere vida propia: buscamos explicaciones en conjeturas imposibles, nos cuestionamos principios elementales y nos sumergimos en dédalos irresolubles cuyo único resultado es la obsesión y la pérdida inane de energías.
Etimológicamente, la palabra ultra encuentra su significación en la mitología romana, cuando el héroe Hércules estableció sus oníricas columnas en el Estrecho de Gibraltar con la inscripción "non plus ultra", indicando que no existía más al oeste tierra conocida. Si recurrimos al Diccionario Panhispánico de la Real Academia, esa locución quiere indicarnos algo que ha alcanzado su máxima perfección, "el no va más".
La corrupción se está generalizando de tal modo en el devenir cotidiano de la actividad política y económica, se va incrementando con tal celeridad -a la manera de una descomunal bola de nieve- que va instilando en la sociedad un sentimiento de hartazgo, desaliento e indefensión que resulta muy complicado de superar.
Todos hemos escuchado alguna vez ese viejo y ominoso aforismo de "Piensa mal y acertarás", que podemos considerar como una especie de principio fundacional o un pilar sustentador del pesimismo más intuitivo y primario.
En siglo XIX el filósofo y psicólogo Williams James consideraba que el dinero era parte de nuestro yo expandido. "Nuestro yo expandido es todo lo que un ser humano considera que es suyo desde su cuerpo, su casa, su familia, sus amigos, su ropa, hasta su coche, su empresa y por supuesto, su cuenta bancaria".
Ángel, 45 años, es subdirector del departamento financiero de una empresa dedicada a la logística. Apaga el ordenador un viernes a las 19 horas con la esperanza de no volverlo a encender hasta que regrese de vacaciones.
Con el objetivo de mejorar la productividad y mantener un adecuado clima laboral, de manera que los empleados competitivos no se sientan descontentos y, como consecuencia, no consideren la posibilidad de cambiar de compañía, muchas empresas utilizan el denominado salario emocional, un beneficio que va más allá de la remuneración mensual de los trabajadores.