Cada año, la solicitan entre 10 y 12 millones de personas
El sueño americano parece menos alcanzable desde hace más de una década. Cruzar el océano, buscar un trabajo y abrazar las nuevas oportunidades brindadas por la locomotora del mundo no es cosa de tomar la decisión y hacer las maletas. De hecho, son pocas las maneras de obtener un permiso de residencia permanente que conceda el derecho a trabajar y vivir legalmente en EEUU. Casarse con un ciudadano norteamericano, pedir un traslado laboral en una multinacional que también tenga sede en el país o ser un profesional tan especial que se te rifen las compañías estadounidenses para que vayas a trabajar con ellos suponen los cauces más comunes. Siempre queda, por supuesto, la opción de entrar como turista y no coger el avión de vuelta, lo que llevaría a una vida de inmigrante ilegal de absoluta desprotección. Pero existe otra opción, una vía tan complicada como mágica que custodia la misma esencia del sueño americano y lo reviste de épica. Estamos refiriéndonos a la Diversity Visa y -sí, está leyendo bien-, consiste en un juego de lotería. ¿Preparado para participar?