Pablo Zalba
Cómo lograr no sólo más Europa, sino una mejor Europa? Se trata de una de las grandes cuestiones de nuestro tiempo en nuestro continente, y su respuesta no es en absoluto sencilla ante los enormes retos que se nos plantean. Los principales están en la mente de todos: la salida del Reino Unido de la UE; las dificultades para armonizar una respuesta europea a la grave crisis humanitaria provocada por la llegada de refugiados; el auge del proteccionismo como idea preponderante; la incertidumbre ante el rumbo que puedan tomar países como Alemania y Francia tras sus procesos electorales de este año. Desde luego, el tamaño de las dificultades es colosal, pero estos retos en ningún caso deben distraer de lo fundamental: profundizar en la integración europea, ya que se trata de la mejor vía para consolidar la recuperación económica y la creación de empleo, sostenida y sostenible y, por ende, poder vencer la desafección que se ha instalado en no desdeñables capas de la población. Así, la respuesta europea debe partir de la consideración de la integración europea y más concretamente, del euro, como una realidad irreversible, ya que tal y como dijo recientemente la canciller Merkel: "el euro es nuestro destino común y Europa es nuestro futuro común".