Manuel Doblaré
"Hoy el futuro ya no es como era antes", según una conocida frase, al parecer de autoría grafitti. Y no lo es porque el crecimiento exponencial de la tecnología, junto al acceso ubicuo e inmediato de la información y el desarrollo de grandes zonas del planeta que, hasta hace poco, se encontraban fuera de los canales de crecimiento, están conformando cambios económicos, laborales, sociales, educativos, políticos y de relaciones internacionales tan fuertes, que muchos pensadores lo identifican con un punto de discontinuidad de la civilización tal como la conocemos -una singularidad de la historia como la define Ray Kurzweil-. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Energía