Opinión
Resulta legítimo y oportuno preocuparse por el impacto que tendría un aumento significativo del gasto en defensa sobre el Estado del bienestar. El reciente anuncio de Donald Trump, sugiriendo que los países aliados deberían destinar un 5% de su PIB a defensa, plantea para España un desafío de gran magnitud y difícilmente asumible. España parte de una posición fiscal muy limitada. A diferencia de Alemania, el elevado nivel de endeudamiento público no permite ampliar el gasto sin recurrir a un incremento sustancial de los ingresos fiscales. Si descartamos la opción de endeudarnos más, cabe preguntarse: ¿cuánto habría que aumentar los impuestos para financiar un gasto militar equivalente al 5% del PIB?