Presidente de Freemarket Corporative Intelligence

El Partido Popular no debe votar a favor del denominado Decreto Ómnibus llevado por el Gobierno al Congreso. Después de haber denunciado con contundencia esa iniciativa gubernamental y, por una vez, haber ganado el relato ante la opinión pública, el PP no puede dar un giro de 180 grados y prestar a la coalición gubernamental un soporte que ésta ni siquiera necesita para aprobar su propuesta. Este cambio de posición no tendría explicación alguna ni en términos de racionalidad económica ni de coherencia ideológica ni siquiera, siendo cínicos, de oportunismo político. Los Populares no tienen nada que ganar y sí mucho que perder si realizan esa pirueta.

Los resultados de las elecciones a la Presidencia de los EEUU han dado un nítido triunfo a Donald Trump. Ahora, la cuestión es cuál será la política desplegada por Trump y, en concreto, sus potenciales a efectos sobre España, sobre su economía y sobre las empresas e inversiones españolas en EEUU. Para realizar una aproximación a este asunto es básico comprender cuáles son los principios fundamentales que inspiran la visión del nuevo presidente en materia internacional.

En 1819, el presidente del Tribunal Supremo de EEUU, John Marshall, acuñó una máxima de enorme actualidad en España: "El poder fiscal de cobrar impuestos implica el poder de destruir". En ella se resume la política impositiva desplegada por la coalición social comunista desde su acceso al poder y su decisión de convertir en permanentes los impuestos "excepcionales y temporales" aplicados a la banca y a las compañías energéticas. Ello no obedece a criterio alguno de racionalidad económica, financiera o redistributiva. Por añadidura, la excepcionalidad aducida para legitimar su introducción (el alza de los precios de la energía y la subida tipos de interés a raíz de la escalada de la inflación) ha desaparecido. Se está ante una medida ideológica, cuajada de demagogia al servicio de un único propósito: financiar el desmesurado crecimiento del gasto público sin tener en cuenta su impacto sobre la actividad productiva, sobre el empleo y sobre la competitividad de la economía española.

La apertura de China al exterior, su modernización económica y el aumento del nivel de vida de sus ciudadanos no ha producido avance alguno hacia la democratización del país. Al contrario, se está llevando a cabo un fortalecimiento del control de la sociedad y de la economía por parte del Partido Comunista chino. Esta estrategia la definió Deng hace casi medio siglo en sus Cuatro Principios Cardinales: las reformas son para avanzar hacia el socialismo; la Dictadura del Proletariado es irrenunciable; el liderazgo del partido es imprescindible y los dictados del marxismo y leninismo son indiscutibles. China es un Estado totalitario. Une los dos rasgos usados por Zbigniew Brzezinski para catalogar a esos sistemas: el terror más la ideología.

El debate sobre la denominada terapia de choque y el gradualismo ha vuelto a cobrar relevancia a raíz de la apuesta por el primer enfoque del nuevo Gobierno de la Argentina. La diferencia entre ambas posiciones se suele plantear en términos más emocionales e ideológicos que técnicos con una marcada inclinación a descalificar a los partidarios de la terapia de choque como unos despiadados fundamentalistas dispuestos a arrasarlo todo en pro de su extremista, insolidario y asocial ideario. En definitiva, se trata de defender que el modelo económico imperante es el mejor o el menos malo de los posibles y, por tanto, sólo cabe realizar hacer modificaciones parciales en él.

En su discurso y en las réplicas a los distintos grupos parlamentarios durante el debate de investidura, el líder del PP ha dibujado los grandes trazos de su proyecto para España. En el plano político e institucional, su propuesta se resume en la restauración y fortalecimiento de los fundamentos de la democracia liberal; en el social en el respeto al pluralismo de valores de los individuos en una sociedad abierta que les permita vivir conforme a aquellos en un marco de igual libertad ante la ley; un antídoto al sectarismo imperante. Ello supone una recuperación-actualización al siglo XXI de los principios inspiradores de la Transición, plasmados en la Constitución.

La retirada de la vida política por parte del Iván Espinosa de los Monteros es sólo la manifestación de la mutación experimentada por Vox a lo largo del último año y cuya expresión más clara es la pérdida de 19 escaños en las elecciones generales del pasado 23-J. La formación verde cuya base social se compone básicamente de antiguos votantes del Partido Popular, desencantados con la gestión del PP realizada durante el mandato de Rajoy, no ha sido capaz de convertirse en una alternativa en el espacio de la derecha y del centroderecha capaz de desplazar a los Populares en el dominio de ese espacio. Con una Ley Electoral tendente a concentrar el voto alrededor de dos grandes partidos a izquierda y derecha, quien no logra ser hegemónico es un segmento de opinión tiende a perder relevancia de manera progresiva para terminar en la marginalidad o en la desaparición.