Juan Ramón Rallo
Hace tres años, Japón era la envidia económica del mundo. Su primer ministro, Shinzo Abe, anunciaba que iba a emprender un amplio programa de estímulo macroeconómico conocido como Abenomics: la mayor monetización de deuda pública jamás realizada por un banco central. En concreto, mientras que la Reserva Federal ha monetizado, en sus sucesivas operaciones de flexibilización cuantitativa, activos por un valor cercano a 20 puntos del PIB estadounidense, el Banco de Japón lo ha hecho en más de 35.