Hace apenas unos años parecía una broma pensar que las búsquedas en Google o charlas con ChatGPT pudieran reflejarse claramente en tu factura de luz o afectar al suministro de agua. Sin embargo, lo que antes sonaba a ciencia ficción hoy es una realidad tangible: la explosión de la inteligencia artificial está disparando la demanda energética y agotando recursos hídricos de forma alarmante, y todo esto repercute directamente en nuestros bolsillos.