José Mota es un cómico capaz de inocular su humor barato en el ideario colectivo, a poder ser, flambeado de sidra. Sus personajes triunfan, pero a mí jamás me han hecho gracia. Martes y Trece exhibieron momentos imborrables por todos conocidos, como la empanadilla, pero el suyo fue un humor perecedero, sensible al tiempo y murió más de pena que de risa.
"Españolito que vienes / al mundo te guarde Dios / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón". Los versos de Machado retumban siempre con la música de Serrat que, hacia 1968, no pudo ir a Eurovisión porque se empeñaba en cantar en catalán el La La La del Dúo Dinámico, el que finalmente interpretó Massiel en Londres para ganar.
Esta nueva temporada de 'Cuéntame' confirma que el nivel de la serie se cae, aunque la audiencia aguanta. La mayoría de los buenos actores se han ido o se han muerto. Quedan magníficos profesionales, pero cada vez les dan menos letra. El resultado es que las tramas, que dejan bastante que desear, han de sostenerlas intérpretes que no aguantan dos líneas de texto.
Nativos provistos de armas automáticas irrumpen en una aldea del Congo y disparan contra todo. Llegan a la choza donde una señora trata de proteger a su hija de ocho o nueve años. Entre varios violan a la mujer delante de la niña; a continuación la arrodillan y piden a la pequeña que dispare contra ella. La cría grita sin parar, mientras escucha a mamá, que la insiste para que la mate, porque si no lo hace acabarán con las dos.
Si alguien cae en las redes de 'La Peste', contagiado por el hechizo de esta miniserie, y luego siente la decepción de no haberla entendido, que no se sienta un hereje: la historia no está bien contada.