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'La peste': una bella criatura infectada por un guión apestoso

Si alguien cae en las redes de 'La Peste', contagiado por el hechizo de esta miniserie, y luego siente la decepción de no haberla entendido, que no se sienta un hereje: la historia no está bien contada.

Esta producción de Movistar es sobre todo un envoltorio, una excelente ambientación gracias a la cual podemos viajar en el tiempo. Recrea una Sevilla de finales del XVI creíble, con Guadalquivir, Giralda, Torre del Oro y sus carabelas fondeadas en el río.

Vemos beber a los borrachos, especular a los ricos, sobrevivir a los desarrapados, morir a los enfermos y sobornar a los funcionarios. Contemplamos las putas subvencionadas en la sucia mancebía, a los inquisidores, a los asesinos y a los verdugos. Podemos oler la miseria y saborear la opulencia porque hay buen oficio a cada plano.

La dirección de arte es admirable y la fotografía sostiene los escenarios con la luz precisa. La firma de Alberto Rodríguez avalaba un buen nivel. Este cineasta asomó la cabeza con la interesante 'After' (2009). Pero es sobre todo el director de 'La isla mínima' (2014), una obra maestra, y de 'El hombre de las mil caras' (2016), original biopic, con Roldán y Francisco Paesa; y también de la contundente 'Grupo 7' (2012), thriller en el que fue capaz de componer otra Sevilla podrida, esta vez por la corrupción alrededor de la Expo del 92.

Pero todo lo bueno de 'La Peste' no logra compensar su guión, que se desploma debido a la errónea manera de plantear la descripción de los personajes, a las tramas paralelas inacabadas, y a ese compromiso absurdo por dar más importancia al tono que a la narración, un guión que se olvida de que el espectador no ha leído el guión.

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Comentarios 1

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anselmo
A Favor
En Contra

Posible mejorí­a en siguientes temporadas o en nuevas series.

Puntuación 0
#1