La querida presentadora y ventrílocua murió este jueves a los 80 años en su casa de Tenerife, donde había encontrado un paraíso particular para disfrutar de la tranquilidad. Mari Carmen sufrió un infarto fulminante a las puertas de su domicilio, donde fue encontrada sin vida por unas vecinas. Su hijo Miguel, desolado, se ocupa del traslado de sus restos mortales desde Canarias a la Península para cumplir el último deseo de su madre: descansar en la tierra que la vio nacer.