Faltan cuatro meses para el día más importante de su vida y la marquesa de Griñón ya está nerviosa. Aún queda mucho que organizar y parece que no es ella sino el novio, Iñigo Onieva, el que ha tomado las riendas: "Dicen que las bodas son de las novias... ¿perdona? Íñigo lo controla todo, lo decide todo", dice Tamara Falcó.