Corresponsal en Londres
Primera ministra británica

Antes de entrevistarse esta jornada con el presidente del Gobierno en funciones, Theresa May ya se había dejado caer por Francia, Alemania, Italia, Dinamarca, Holanda, Eslovaquia o Polonia. El propósito de su gira europea está ligado, como prácticamente todo lo que rodea a la primera ministra británica, a la misión que marcará su mandato y, con él, el futuro de Reino Unido como primer miembro de pleno derecho en abandonar la Unión Europea.

Para evitar graves daños

La casualidad diplomática ha querido que la primera visita de Theresa May a España como premier británica coincida con el aniversario de sus tres meses en Downing Street. Su entrevista de hoy con Mariano Rajoy en el Palacio de la Moncloa forma parte de la ronda de reuniones iniciada en julio para recabar apoyos ante el intrincado proceso de separar a Reino Unido de una Unión Europea a la que se había incorporado hace más de 40 años. La flexibilidad de los líderes comunitarios será fundamental para un país que no ha decidido siquiera a qué formula aspira una vez fuera del bloque, pero el verdadero reto para las negociaciones está en casa.

Cada vez más diputados exigen ser consultados

El Gobierno británico está dispuesto a desafiar la presión de un Parlamento que reclama voz y voto en la determinación de la fórmula que finalmente adopte el Brexit. La campaña del referéndum había dejado sin responder interrogantes clave acerca del encaje de Reino Unido en Europa en caso de la salida y, una vez constatado que el Ejecutivo estaría preparado para un divorcio duro, que implique abandonar el mercado común, los diputados exigen participar en la determinación del modelo que definirá el futuro de la segunda economía continental.

Efectos del brexit

El Reino Unido ha comenzado a despertar a la realidad de que la difusión gradual de información en torno al brexit generará serias consecuencias políticas, económicas, institucionales e, incluso, sociales. Tras semanas de parálisis motivadas por la división interna acerca de qué fórmula aplicar a la ruptura y, notablemente, por la falta de un plan para abandonar la Unión Europea, el Gobierno ha movido las primeras fichas y el resultado no ha gustado ni a los mercados, ni a los empresarios, ni mucho menos al sur del Canal de la Mancha, donde los líderes comunitarios están preparados para garantizar que Londres "paga un precio".

Es práctica frecuente en EEUU

El Reino Unido no obligará a las empresas británicas a realizar listas de trabajadores extranjeros, después de que la medida anunciada el pasado jueves haya provocado un amplio rechazo del sector empresarial. La ministra de Educación, Justine Greening, anunció ayer que el Gobierno podría requerir aún esa información, "pero a título confidencial y para identificar los sectores" que a corto plazo podrían requerir mas mano de obra.

Pese a que la semana, la peor de la libra desde 2009, ha contribuido a que la moneda inglesa se deje en el cruce que mantiene con el euro casi un 18 por ciento, en el que está siendo su peor año desde 2008, los expertos de casas de análisis como HSBC Holdings y UBS no consideran que el par alcance la paridad hasta finales de 2017 aunque se encuentra en niveles no vistos desde 2011, los 1,11 euros. Victoria Torre, analista de Self Bank, señala que "la falta de reacción del BCE a las políticas expansivas de Reino Unido nos hace plantearnos que si el Banco de Inglaterra sigue profundizando en la depreciación de su moneda, la paridad entre la libra y el euro puede darse" el año próximo. Aun así, no es algo por lo que apueste la media del mercado que recoge Bloomberg que cree que lo más cerca que serán los 0,86 euros.

antes de las elecciones francesas y de las alemanas

La primera ministra británica, Theresa May, activará el proceso formal para la separación de la Unión Europea a finales de marzo de 2017, antes de las elecciones francesas de abril y de las alemanas de septiembre. Nombrada premier poco después de que el país votase en un referéndum a favor del Brexit, May ha estado bajo presión de los responsables de la UE, inversores y miembros de su propio Partido Conservador para ofrecer más detalles sobre su plan más allá de su manida frase "Brexit significa Brexit".