Eva Levy
Nuestra época es las de los trucajes sofisticados. Cualquiera que fuera la divergencia de opiniones sobre problemas económicos y sociales, todo el mundo coincidía en admitir que VW era una empresa ejemplar con un rigor no solo técnico sino ético, ejemplo para tantos chanchulleros latinos. Hasta que ha sucedido lo que nadie podía prever: Volkswagen instalaba en los coches un software para trucar las emisiones lo que le permitía sortear las durísimas normas anticontaminación y justificaba precios más elevados.