Opinión
Venía yo con ganas de utilizar mi desahogo bimensual para lanzarme contra unas vomitivas palabras leídas en un escrito procesal recibido recientemente. Sin embargo, el alud Cuéntame se me ha venido encima y, como ya nos encontramos en plena canícula, con ganas de descanso, he decidido volver a mi anecdotario favorito. Eso sí, sin salir de las oficinas del asesor de referencia de la serie televisiva.